Regreso al comienzo Gracias por firmar el libro de visitas Artículo anterior Lo invitamos a participar en una nueva encuesta Foro abierto Libros y CD's CHAT ROOM Tema Libre |
|
¿A QUIEN LE CREEMOS?
Por
Hernán Maldonado
ADN y su lucha generacional (10/27/99)
El pinchazo que dolió (10/20/99)
Diodato, en una entrevista exclusiva con Carlos D. Mesa, director del
Canal P.A.T., reiteró el jueves pasado sus denuncias de haber sido instado
por Gutiérrez a involucrar en hechos delictivos al presidente Hugo Bánzer
Suárez, con la promesa de recuperar su libertad en un lapso de 48 horas.
Eso habría sido a mediados del 1999 cuando estalló el escándalo que llevó a
la cárcel al italiano, primero acusado por la clonación de teléfonos, luego
por el oscuro caso de los casinos ilegales y al final por delitos de
narcotráfico.
Diodato se considera la parte más delgada del hilo de una conspiración para
defenestrar a Bánzer dentro de una lucha entre los "pitufos" y los
"dinosaurios" de Acción Democrática Nacionalista, es decir entre la nueva
guardia encabezada por el joven vicepresidente Jorge Quiroga y la vieja,
conformada por los "históricos" del partido del presidente.
El italiano, desde su celda en la cárcel de Palmasola, considera que según
los conspiradores era la persona ideal para destapar el escándalo por estar
casado con una sobrina del presidente y sus nexos con el aparato de
inteligencia y contrainteligencia autónomo que ayudaba a construir en el
Palacio de Gobierno con la ayuda del general Luis Iriarte, otro pariente del
mandatario.
Según su teoría, si denunciaba a Banzer, el escándalo habría sido de tal
magnitud que éste se hubiera visto obligado a renunciar.
El jefe de Falange Socialista Boliviana, Otto Ritter, que ofició de abogado
de Diodato en los días siguientes a la detención de éste declaró -- haciendo
constar que no tiene ninguna prueba para demostrarlo - que Diodato es el
chivo expiatorio de una plan frustrado orquestado por los "pitufos".
Ritter, que acaba de ser elegido concejal en Santa Cruz, teje la teoría de
que los "pitufos" urdieron la trama porque saben que Quiroga no podrá aspirar
a la presidencia en las elecciones del 2002 y que para el siguiente
quinquenio ya ADN habrá desaparecido.
Cuando la semana pasada salieron a luz las denuncias de Diodato, el entorno
de Bánzer, con la torpeza que le es habitual, hizo público el malestar de
éste, convocando a los "sindicados" por Diodato a demostrar su inocencia,
insultando a los principios más elementales del Derecho Penal que establecen
que la inocencia se presume.
Obviamente Quiroga se sintió muy molesto. Ratificó su vocación democrática y
su lealtad al general y descalificó a Diodato. En toda su ulterior actuación
se notó autenticidad. Tras un almuerzo supuestamente aclaratorio entre Banzer
y Quiroga, este salió de allí puntualizando que las relaciones entre ambos
son "tranquilas".
Ni buenas, ni malas. Tranquilas.
Así quedó aplacada la tempestad que la "enemistad" al más alto nivel en el
país se insinuaba. Ya nadie se acordó de escarbar sobre los motivos de la
renuncia del ministro del Interior, Guido Nayar, a los pocos días de estallar
el caso Diodato, cuando se fue afirmando que el gobierno necesitaba un
"cambio de rumbo". (Golpe de timón, creo es el término que utilizó).
Justamente cuando las aguas volvían a su nivel, Mesa divulgó la entrevista a
Diodato en Palmasola. Lo nuevo está en que Diodato atribuye a los americanos
su cuota en la supuesta conspiración de los "pitufos". Parte importante de su
declaración, porque obviamente tiene que haber testigos, son las indecisiones
de sus captores sobre dónde llevarlo el día de su detención. Diodato dijo que
se lo disputaban la CIA y la DEA.
En los días siguientes a la entrevista Mesa-Diodato, en las páginas de
opinión de los diarios nacionales diversos columnistas repasaron las
relaciones de nuestros primeros mandatarios y concluyeron que Quiroga, por su
primeros éxitos en el gobierno (Diálogo Nacional) y su desempeño y aceptación
ante organismos internacionales, despertó los celos del entorno banzerista.
Se subrayó que el distanciamiento con los "dinosaurios" se acentuó cuando
Quiroga expresó su desesperación por el desastre que significa la actual
administración, la incapacidad de algunos ministros, la corrupción galopante,
en algunos casos en niveles muy cercanos al presidente, etc.
Pero de ahí a que Quiroga haya pasado a la conspiración hay un trecho enorme.
Nadie se lo cree. Bueno casi nadie, porque los "dinosaurios" le pidieron que
mostrara su inocencia. Por eso la furia contenida de Quiroga.
Pese al desastre gubernamental, Bolivia ciertamente no está en 1949, cuando
el presidente Enrique Hertzog, "por razones de salud" fue enviado a curarse a
Chulumani por su vice, Mamerto Urrilagoitia, quien lo primero que hizo fue
empapelar el país con su fotografía en la que se mostraba amarrándose los
pantalones.
El mismo día de la entrevista con Diodato, P.A.T. reveló otro escandaloso
hecho atribuido a nuestro "Fiscal de Hierro". Resulta que Gutiérrez envió a
la cárcel a un humilde trabajador, que está por ser condenado a 30 años de
prisión, acusado de haber dado muerte a su madre y sus hermanas hace un año.
Según el trabajo investigativo de la periodista Amalia Pando, el fiscal
alegremente manejó el caso, porque de haber ordenado una experticia forense
habría llegado a la conclusión de que toda esa familia murió por
envenenamiento de una comida preparada por la madre y de cuya ingestión
justamente el único sobreviviente fue el joven al que Gutiérrez acusó de
asesinato.
En el caso de las revelaciones de Diodato, Gutiérrez afirmó que se trata de
"estupideces". Pero así como tan febles parecen las declaraciones del
italiano, las suyas también lo son teniendo en cuenta varias de sus
actuaciones como fiscal.
Y en cuanto al "involucramiento de la embajada" en el embrollo todo queda en
una nebulosa fuera de cualquier posibilidad de investigación.
¿A quién le creemos? ¿A Diodato o Gutiérrez?
| |
|