Domingo 2 de febrero del 2003
LAS VERDADES Y LAS MENTIRAS POLITICAS
Por
Hernán Maldonado
Las esperanzas nunca mueren y de esto se aprovechan los políticos para ganarse el favor del pueblo, llegar al poder, y hacer desde allí justamente todo lo que criticaban a sus gobiernos desde el llano o como candidatos.
En Ecuador, en enero del 2000, el coronel Lucio Gutiérrez, junto con un movimiento indigenista, se rebeló contra el gobierno de Jamil Mahuad acusándolo estar "estrangulando al pueblo" al subir el costo de vida.
Por unas horas Gutiérrez se hizo del poder, junto con los coroneles Fausto Cobo, Luis Aguas, Gustavo Lalama y Jorge Brito, secundados por Antonio Vargas Guatatuca, líder de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador.
Gutiérrez denominó su movimiento como "una rebelión popular nacida de las entrañas mismas del pueblo ecuatoriano".
El golpe fracasó por una hábil maniobra de la oligarquía ecuatoriana, que satisfizó a Gutiérrez destituyendo a Mahuad en el Congreso, pero le impidió ser presidente, otorgando el cargo al vicepresidente de aquél, Gustavo Novoa.
El coronel rebelde, tras un breve paso por la cárcel, se quitó el uniforme y se metió en la política. Sorprendió a todos al alcanzar la presidencia con un 54 por ciento de votos y ser posesionado hace tres semanas en medio del fervor de la población mayoritariamente indígena.
A los cuatro días en la presidencia, Gutiérrez firmó el decreto, que denominó "doloroso y necesario pinchazo", subiendo el costo de los combustibles hasta en un 35 por ciento, lo que implicó de inmediato un súbito aumento del costo de la vida.
La inflación en diciembre alcanzó el 0.35 por ciento y en enero saltó a un 2.48 por ciento. El transporte subió en un 25 por ciento y se encarecieron los productos de primera necesidad. Y ya llegan los aumentos en los tarifas de electricidad, teléfonos y agua.
Los indigenistas e izquierdistas que le dieron todo su apoyo, han empezado a fruncir el ceño, porque ninguna de esas medidas son populares y ni eran esperadas que las tomara alguien preocupado en no estrangular económicamente al pueblo.
La contrapartida a las medidas es que el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial acaban de aprobar un préstamo por 500 millones de dólares a Ecuador, básicamente para implementar un "sistema de medicina socializada", que según el vicepresidente Alfredo Palacio "será ejemplo en el mundo".
Para firmar los convenidos Gutiérrez viajará la próxima semana a Washington. De paso será recibido en la Casa Blanca por el presidente George W. Bush. Por supuesto atrás queda la retórica antiglobalizadora, antiimperialista y antineoliberal.
Y no solamente eso, el flamante presidente ha sido acusado de haber nombrado a siete de sus parientes en cargos públicos, por más que algunos de ellos digan que no cobran un centavo. Obviamente, también han sido designados en algos cargos los coroneles que lo acompañaron en su alzamiento del 2000.
Gutiérrez mantiene un "statu quo" en su pelea con el Parlamento, cuya mayoria le es adversa, pero ha roto lanzas con la clase política del país, a cuyos más altos representantes, incluidos expresidentes, los ha acusado de corruptos.
El alto mando militar lo desafió al renunciar antes de que fuere posesionado en el cargo. Los nuevos integrantes apenas duraron en sus cargos seis días. Los que acaban de ser posesionados en su reemplazo se acercan más a los de la promoción de Gutiérrez y que le son afines en sus ideas políticas.
Lo que me pregunto es si el pueblo ecuatoriano ¿hubiera votado por Gutiérrez si éste le hubiera dicho que haría lo que acaba de hacer en apenas tres semanas de gobierno?
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