Siempre hay un nuevo amanecer




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Lunes 23 de diciembre del 2013


SIEMPRE HAY UN NUEVO AMANECER

Por Hernán Maldonado

Estos días extraño como nunca antes al colega y amigo Lorenzo Carri. Aunque le probaba que ya había vivido bastante como para sufrir nuevas decepciones, siempre encontraba las palabras exactas para solidarizarse conmigo cuando pensaba que algo me contrariaba.

Hoy me pregunto: ¿Qué pensaría Lorenzo del resultado de las recientes elecciones municipales en Venezuela? Seguro que me diría: “Siempre hay un nuevo amanecer”. Pienso que le habría anticipado que no tenía dudas de que la oposición ganaría al menos por un margen de 60-40%.

¿Qué es lo que pasó? ¿Por qué si Venezuela está virtualmente en la bancarrota, la mitad del país sigue el credo del militarote demagogo Hugo Chávez, pese a que este murió hace 9 meses?

Es cierto que en el resultado influyó el descarado ventajismo oficial, el apoyo descomunal del Estado con sus medios en la propaganda, el Tesoro público al servicio de los candidatos chavistas, el Consejo Nacional Electoral a su servicio (medio millón de votos nulos), etc., etc.

La escasez brutal de artículos de primera necesidad, las inmensas colas para adquirir un pollo, un litro de leche o un paquete de harina pan, daba la impresión de que el venezolano le cobraría en las urnas al oficialismo su desgobierno de 15 años, en los que despilfarró miles de millones de dólares.

Es cierto que la oposición capturó las alcaldías más importantes del país. Pero se esperaba más, mucho más. Del caudal de casi 19 millones de votantes, un 60% se repartieron casi por igual oficialistas y opositores. 40% no votaron. ¿A estos no les interesa Venezuela? ¿Están contentos con madrugar para adquirir artículos básicos en inacabables colas? ¿No les preocupa la inseguridad que este 2013 ha causado la muerte de casi 24.000 venezolanos?

Las respuestas parecen estar en que la inmensa mayoría de los venezolanos lo que les interesa es seguir viviendo de la limosna estatal. Y no solo los pobres, sino la clase media y más arriba, beneficiarios del dólar oficial a 6.30 Bs., cuando en el mercado negro esa divisa se cotiza en 64.20 Bs. Esto se acabaría con otro gobierno.

Le pregunté a un venezolano si estaba conforme con hacer colas de cinco o seis horas por comprar un pernil en un mercado del gobierno. Me dijo que no le importaban las horas de espera, sino que el precio del kilo está a 18 Bs., mientras ese mismo pernil en los supermercados cuesta 90 el kilo.

O sea que esas kilométricas colas en busca de arroz, aceite, café, harina pan que se ven actualmente a lo largo y ancho de Venezuela, no son un problema para el votante. Lo acaba de comprobar la oposición. No hubo voto castigo, sino “voto conveniencia”.

Como ocurre con todo régimen populista y demagogo, lo que ahora se ve es que Venezuela (que tiene destruido su aparato productivo) está virtualmente en quiebra al gastar más de lo que recibe. El primer paso para seguir viviendo artificialmente se viene: el alza del precio de la gasolina. Amanecerá y veremos.