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Jueves 6 de enero del 2011
VA A SER MUY DIFICIL
Por
Hernán Maldonado
Venezuela estrenó el miércoles una nueva Asamblea Nacional (AN) simulando que vive dentro de un sistema democrático. La sesión de apertura estuvo a cargo de su nuevo presidente, Fernando Soto Rojas, un ex guerrillero, devoto de Fidel Castro y artífice del monumento que se le erigió recientemente en Caracas al ex líder de las FARC, Manuel Marulanda.
A unas cuadras de distancia, el petrodictador Hugo Chávez, exhortó a sus levantamanos a "demoler" a los 67 diputados opositores. Parecía furioso porque estos diputados sepultaron el 26 de septiembre sus pronósticos de que "nunca volverán" al legislativo.
El 2005 los opositores a Chávez se abstuvieron de presentar candidatos y el oficialismo se adueñó de los 167 curules. Sólo 17% de 12 millones de votantes inscritos acudieron a las urnas.
A pesar de su aplastante mayoria, Chávez gobernó mediante decretos-leyes dejando a la AN como un sindicato de levantamanos, dispuesto a satisfacer cualquier capricho suyo. En los 5 años, nadie recuerda que sus integrantes hayan convocado alguna vez a un ministro para ser interpelado.
Ante lo que se estima que la nueva AN será un plomo en el ala, Chávez logró que en los últimos 15 días la vieja AN le otorgue poderes habilitantes para gobernar con decretos leyes en los próximos 18 meses, es decir hasta vísperas de concluir su tercer mandato.
Peor todavia, Chavez ha convertido a la flamante AN en un florero chino porque se reunirá cuando le venga en gana a su presidente. Además, una arbitraria e inconstitucional modificación al reglamento de debates coarta el derecho de palabra reduciéndolo drásticamente.
Curándose en salud, ha violado groseramente el artículo 2 de la Constitución al prohibir que los diputados puedan renunciar al partido por el que fueron elegidos.
El primer día de sesiones marcó la pauta. Fue prohíbido el acceso de canales independientes de TV al hemiciclo. El canal oficial virtualmente ignoró la presencia de los diputados opositores. Mientras estos se mostraron respetuosos, los oficialistas parecían estar en una gallera al insultar a gritos a sus nuevos colegas. "Asesinos, criminales. Somos mayoría", decían a coro.
Los opositores enarbolaban unas hojas con la inscripción "52%". Y es que según el oficialista Consejo Nacional Electoral, en los comicios de septiembre los opositores en conjunto obtuvieron 5.9 millones de votos, contra 5.3 del chavismo. Por una inconstitucional redistribución territorial, Chávez consiguió 98 diputados contra 67 opositores.
Por esa redistribución abusiva, 250.000 personas eligieron 1 diputado en el estado de Miranda, abiertamente antichavista, mientras que en Delta Amacuro un diputado chavista logró su escaño con menos de 15.000 sufragios.
La Constitución establece que un diputado goza de inmunidad parlamentaria desde su proclamación. Sin embargo, por leguleyismos absurdos, tres diputados no juraron por estar siendo juzgados. El caso más notable es de José Sánchez, al que jueces chavistas le acusan de ser autor intelectual de un asesinato, pese a que hasta el día de hoy no aparece por ningún lado el autor material del crimen.
Los diputados opositores prometen que le devolverán la democracia a los venezolanos y que el 2012 juramentarán a un nuevo presidente. Quizás lo primero que deben hacer es recuperar el derecho que tienen para hacerse oir en la devaluada AN. Amanecerá y veremos.
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