Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 15 de abril del 2007


CUANDO EL RIO SUENA ES...

Por Hernán Maldonado

Al amparo de la noche, según la prensa nacional, más de un centenar de individuos digitalizan datos de la Dirección Nacional de Identificación para transcribirlos al Programa de Carnetización Gratuita, una de las metas que se propuso el gobierno de Evo Morales apenas a dos meses de asumir el poder, bajo la consigna de "Existo yo, existe Bolivia".

La propuesta es digna de elogio porque todavía hay miles de ciudadanos sin cédula de identidad, especialmente en el área rural. El director de identificaciones, coronel Raúl Rocha, anuncia que hasta fines del 2007 tendremos 600.000 nuevos cedulados.

Si revisamos los diarios de marzo del 2006 hallaremos el decreto 28626 que creaba una "unidad" para respaldar la cedulación o carnetización y el rápido anuncio venezolano para financiar el programa. Esos días vibraba la andanada de Morales contra la Corte Nacional Electoral.

Ahora la oposición ha empezado a atar cabos y a poner las barbas en remojo. El diputado de Podemos, Fernando Messmer, cree que se está fraguando un "fraude electoral" ante la eventualidad de comicios presidenciales en el 2008.

Los periodistas recordaron que el decreto sólo faculta a esa unidad "a efectuar el trabajo de documentación nueva y no la digitalización de las cédulas ya existentes en las oficinas de identificación", porque según el artículo 27 de la Ley Orgánica de la Policía Nacional, sólo a ésta le compete otorgar la cédula de identidad.

El viceministro de Régimen Interior, Rubén Rocha, admitió el trabajo de digitalización y aseguró que "la información de todos los ciudadanos (que manipula el grupo) es de propiedad exclusiva de la policía".

Ninoska Lazarte, diputada de Podemos, duda de esa afirmación. Cree que hay algo raro en ese inusitado trajín porque resulta un "despropósito" que el régimen de Morales destine muchos más recursos y tecnología a archivar las fichas personales, que los dirigidos a la atención del numeroso público que diariamente busca recabar su carnet de identidad en La Paz.

También para Lazarte, "cuando el río suena, es porque piedras trae". Estima que Morales, con la repartija de dinero venezolano pasando por encima de los conductos oficiales, está ya en campaña electoral. Sus "levanta-manos" en la Asamblea Constituyente y sus asesores caraqueños sigilosamente pavimentan el camino.

Lo mismo ocurrió en Venezuela. Tras aprobar la Asamblea Constituyente la nueva Constitución, Hugo Chávez convocó a nuevas elecciones y se hizo reelegir partiendo de cero. Por eso cumplió el 2006 ocho años de gobierno en lugar de seis.

Pero lo más canalla fue que puso en sus manos el sistema de identificación inflándolo a su gusto para manipular el padrón electoral. De poco más de nueve millones de electores en 1999, para los comicios de diciembre pasado la cifra se elevó a 16 millones.

En la depuración intentada por la oposición y aceptada tibiamente por el régimen se descubrió, sólo para citar algunos ejemplos, que en el estado Zulia en un mismo día nacieron 38.000 personas con el apellido Fernández o que había cerca de 8.000 votantes con más de 100 años de edad, algo que no se registra ni en Estados Unidos con una población electoral de más de 100 millones de personas.

Pero lo más infame de esa aceitada maquinaria para ganar elecciones fue que el chavismo, gracias a su diputado Luis Tascón, divulgó las listas digitalizadas para revelar cómo votaron los ciudadanos en el referendo revocatorio del 2004. Miles de venezolanos fueron despedidos de sus trabajos porque votaron contra Chávez.

Ojalá que en Bolivia el secreto del voto siga siendo un derecho y jamás caigamos en desgracia semejante. Hacia allá quizás apuntan las preocupaciones de Podemos. ¡Ojo al charque!, pues.





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