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Lunes 12 de mayo del 2003
LOS PUEBLOS NIÑOS
Por
Hernán Maldonado
Cuando Alcides Arguedas le pidió a José Enrique Rodó le escribiera el prólogo de su libro "Pueblo Enfermo", el uruguayo universal le aceptó gustoso, pero puntualizó que él hubiera titulado esa controversial obra: "Pueblo Niño".
"Los males que usted señala con tan valiente sinceridad y tan firme razonamiento, no son exclusivos de Bolivia; son, en su mayor parte, y en más o menos grados, males hispanoamericanos...", escribió Rodó.
Han pasado 94 años desde esa famosa carta y pareciera que nuestros pueblos siguieran padeciendo "las enfermedades propias y peculiares de la primera infancia" sin que aparezca, "como eficaz remedio", la "fuerza de la vida nueva y pujante".
Ahí está el caso argentino. Si no fuera que la ley establece la segunda vuelta electoral, Carlos Saúl Menem estaría aprestándose a volver a dirigir los destinos de la gran nación sureña,
Con un 22 por ciento, el mismo que obtuvo Gonzalo Sánchez de Lozada en Bolivia, Menem fue el ganador de las elecciones el 4 de mayo. Para ese 22 por ciento atrapado en las redes de la verborragia demagógica del caudillo, nada representó su desgobierno corrupto de 10 años.
Felizmente para Argentina hay la segunda vuelta y Menem tendrá que irse el domingo con los trastos en la cabeza, sin que esto quiera decir que el pueblo argentino se haya zafado del peronismo al que parece atado de por vida, sin nuevas alternativas políticas.
Los ecuatorianos eligieron en enero al coronel Lucio Gutiérrez en medio de las esperanzas que sembró entre las mayorías indígenas, que ahora mismo se sienten traicionadas porque el militar muestra contradicciones entre lo que prometió y lo que ejecuta. Hasta su esposa, que es líder en el congreso, le ha mostrado la espalda.
Los venezolanos muerden su bronca estos días con el comandante Hugo Chávez Frías, en su cuarto año en el poder, al que eligieron masivamente. Las "realizaciones" del líder son haber causado el cierre de 7.000 empresas y elevado el índice de desempleo de 15 por ciento al 22 por ciento.
La fuga de capitales de 7.200 millones de dólares en 1999, llega hoy a 36.200 millones en el cuatrienio. Las inversiones extranjeras cayeron en un 90 por ciento, según la Corporación Andina de Fomento. El producto bruto cayó el 2002 en un 8,8 por ciento.
Pero el hombre sigue dándole al pueblo "jarabe de lengua" con sus interminables cadenas por radio y televisión. Habla de su "revolución bonita" y culpa de todos los males del país al imperialismo, a la oligarquía, como si en estos cuatro años Venezuela no hubiera recibido 110.000 millones de dólares por la venta de petróleo.
Y en nuestro propio patio el camino se "ilumina" con la luz de Jaime Paz Zamora para hablarnos de lo mal que está el país, como si él y su partido no hubieran estado en el gobierno desde hace 20 años.
No sé si en 1909 se había acuñado ya esa frase de que "nuestros pueblos son tan inocentes que cualquier demagogo es capaz de sembrar nabos en sus espaldas", pero es indudable que Rodó tenía algo en la mente cuando propuso llamar a la obra de Arguedas "Pueblo niño". ¿Creceremos alguna vez?
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