Domingo 31 de agosto del 2008
UN PAIS ABURRIDO
Por
Hernán Maldonado
El gran comediante Bob Hope dijo a comienzos de los 80 que "Estados Unidos sería un país muy aburrido si no tuviera negros porque no habría buen boxeo, atletismo, básquetbol ni jazz". Hope ni soñaba que en 25 años un negro se pondría a las puertas de la Casa Blanca elevando la adrenalina de los estadounidenses.
De la noche a la mañana todo se ha vuelto "histórico" en EEUU. Histórico que Barack Obama sea el primer afroamericano candidato demócrata, el que sea el primer aspirante negro a la silla de George Washington, el que ocupe mayor centimetraje y tiempo en la prensa, radio y TV. El único en aceptar su nominación ante 84.000 personas.
El ya "histórico" discurso en Denver del jueves pasado estremeció a la multitud pese a estar fundado en generalidades. La oferta principal es que el país más poderoso de la Tierra necesita "cambio" de liderazgo porque las cosas no pueden seguir como están. Ocho años de George W. Bush y el republicanismo son demasiados, clamó.
La convención demócrata lo único positivo que gestó fue la aparente cicatrización de las heridas que dejó el triunfo de Obama en las primarias en las que superó por estrecho margen a Hillary Clinton. Aparente, porque a pesar del espaldarazo de la ex primera dama y su esposo Bill Clinton al aspirante negro, las cosas están por verse.
Clinton ganó en los estados más poblados del país y todavía hay gente, entre sus partidarios, que no se convencen cómo es que deben votar por Obama, si es que Hillary fue la que dominó cuantitativamente las primarias. ¿Será que para capitalizar ese latente descontento es que el candidato republicano John McCain escogió a una mujer como su acompañante de fórmula?
A poco más de 60 días de las elecciones, McCain y Obama están empatados en las encuestas en 45 por ciento. La ventaja del demócrata es que Bush ha hecho tan mal gobierno que esta vez los "ni-nis", esos sempiternos abstencionistas estarian prestos a darle su voto, lo mismo que los que ya no quieren ser gobernados por la "generación de Vietnam".
McCain cuenta con su experiencia de más de tres décadas en el Senado y quizás con el temor de la gente de dar un salto al vacio. No le acompaña la crisis económica nacional ni lo que el electorado percibe como una pérdida de su imagen internacional, así como el desangre real y económico que significa Irak.
Pero el gran interrogante es si EEUU está preparado para tener un presidente negro. El país ¿habrá enterrado el racismo subyacente? En este sentido las encuestas pueden ser engañosas. Muy difícil que un elector anti-Obama diga que votará contra él a menos que se arriesgue a ser tildado de racista. El voto de las mayorias silentes va ser decisivo.
De una u otra manera, antes del 4 de noviembre y después, Obama deparará excitación generalizada en un campo que ni se le ocurrió a Hope, pero que hace exactamente 45 años avizoró Martin Luther King cuando ante centenares de estadounidenses, la mayoría negros, galvanizó al país con su famoso discurso: "I have a dream" (Tengo un sueño), clamando contra la discriminacion racial.
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