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Domingo 25 de septiembre del 2005
EL HIJO OLVIDADIZO
Por
Hernán Maldonado
"Desde que perdí a los mios, siempre lo consideré un hijo" aseguró en los umbrales de la muerte Hugo Bánzer Suárez refiriéndose a Jorge "Tuto" Quiroga. Por eso hasta le dejó en herencia la jefatura de Acción Democrática Nacionalista.
El "hijo", que el 6 de agosto del 2001 lloró como un chiquillo sobre los hombros de su padre adoptivo, cuando éste dramáticamente le transfirió el mando presidencial, ya para enero siguiente tenía secadas esas lágrimas.
Argumentó un encuentro con el presidente Alejandro Toledo para escurrir el bulto a la convención nacional partidaria. El "pitufo" de ADN les dejó con los rulos hechos a los "dinosaurios" que aspiraban a democratizar el partido por no aceptar liderazgos a dedo. Bánzer agonizaba.
En mayo murió Bánzer y las lágrimas ya no fueron tan copiosas. De la impulsiva adolescencia política "Tuto" llegó en cuestión de meses a la adultez. Eso le permitió apreciar que Bolivia estaba cansada de la incapacidad y la corrupción banzerista.
Por eso empezó a desmarcarse y a elaborar una agenda propia de cara a las elecciones del 2007. Nadie podía imaginar entonces que los lapsos se acortarian por el defenestramiento de los gobiernos de Gonzalo Sánchez de Lozada y de Carlos D. Mesa.
"Tuto" se fue a Estados Unidos. Por cálculo o por su formación en un país donde los expresidentes son poco más que un florero, se inhibió de tan siquiera opinar en los graves problemas por los que transitó el país en los aciagos días del "febrerazo" y el "octubrazo".
Intrigado por esa indiferencia quise entrevistarlo en Estados Unidos a través de amigos comunes para una agencia internacional. Se hizo el desentendido. Lo lamenté por el país. Realmente creía que como ex primer mandatario tenía que decirle algo a sus compatriotas. Por lo menos para convocarlos a que no se mataran entre sí.
Como aquél enero del 2001 dejó también a la deriva al partido que recibió de Bánzer logrando que muriera de mengua. Reapareció a fines del 2004 para formalizar alianzas de cara a los comicios municipales y tuvo éxito porque se movió entre angurrientos del poder, entre caciquillos locales, sin visión de país.
Su proyecto político se ha vigorizado con su candidatura presidencial, pero su estrecha visión de eso que Ortega y Gasset llamaba sus "circunstancias" le ha jugado una mala pasada cuando buscó apoyos en transfugas, en gentes desprestigiadas.
Esa la razón por la que su rival Evo Morales le sobrepasó en las últimas semanas hasta en seis puntos porcentuales de la intención de voto. Y eso que el cocalero no ha puesto aún en la calle los petrodólares.
Falta aún dos meses para las elecciones, si es que se realizan en la fecha escogida, y pueden darse algunas sorpresas, pero serán mínimas. Lo único claro es que ninguno alcanzará la mayoria absoluta. Aprestémonos a presenciar, otra vez, el asqueroso juego de la "oferta y la demanda" en el Congreso Nacional.
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