Domingo 18 de septiembre del 2005
LA HORA DE LOS PROGRAMAS
Por
Hernán Maldonado
Ha terminado la cosecha de candidatos de los ocho aspirantes a la presidencia de Bolivia. La ardua labor demandó a los líderes casi dos meses de intensos trajines para que al final saliera el parto de los montes.
Nada nuevo. Las mismas caras y por tanto las mismas mañas. Un reciclaje completo. Transfugio al por mayor. ¿Que futuro puede esperar el país?
Bolivia ha recibido la lista de candidatos tapándose la nariz. Ahora está expectante de los programas de gobierno. No parece que los bolivianos vamos a creer otra vez en la magia de los espejitos de colores.
Tuto Quiroga, Evo Morales y Samuel Doria Medina, que son los que tienen las mejores opciones de votación, deben hablar claro. Quizás así puedan hallar coincidencias de cara a la formación de un futuro gobierno, antes de que éste nazca en el parlamento.
La proliferación de candidatos hará que ninguno obtenga la mayoria absoluta que exige la Constitución, por lo que es absolutamente seguro que el nuevo presidente saldrá de una negociación congresal.
La tarea de los candidatos es difícil porque muchos de sus ofrecimientos podrían quedar sin vigencia luego del "país nuevo" que podría parir la futura Asamblea Constituyente.
Quizás por eso será preferible que los tres principales aspirantes sólo se concreten a rayar la cancha y enfocar la columna vertebral de sus ofrecimientos en un par de temas centrales.
Hasta recientemente se pensaba que la centro-derecha, representada por Quiroga y Doria Medina, se apondría a la nacionalización de los hidrocarburos, planteada por Morales hasta con el uso de la fuerza y al precio del defenestramiento de dos presidentes.
Pero resulta ahora que el candidato vicepresidencial del MAS, Alvaro García Linera, insinúa un paso atrás explicando que una nacionalización afectaría gravemente al país porque, entre otras cosas, tendría que enfrentar una cadena de demandas a nivel internacional.
Esto haría que el tema no sea el centro del debate. Así las cosas, la lucha electoral se circunscribirá, para no perder la costumbre, al golpe bajo, el insulto, la calumnia.
Sin embargo no hay que descartar los imponderables que maticen y calienten políticamente el ambiente. Para eso está el MAS con su prédica chavista, antimperialista, antineoliberal, etc., frente a una posición, como la de Quiroga, que busca presentarse como nacionalista retomando en gran parte los justificativos que llevaron al general Hugo Bánzer al poder en agosto de 1971.
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