Domingo 7 de octubre del 2007
PREMIO NOBLE PARA EVO
Por
Hernán Maldonado
Hay que admitir que un sector de la opinión pública mundial mantiene su luna de miel con Evo Morales. Una pequeña muestra fue la acogida que tuvo en Nueva York en el paraninfo del Instituto The Cooper Union (más allá de la nutrida presencia de alabarderos chavistas) y la entrevista televisiva con John Stewart, quien insólitamente lo trató con guante de seda.
Y es que es un atractivo especial para los que apenas conocen Bolivia el que un indígena, "con limitaciones intelectuales", como dice el analista político dominicano Oscar Haza, sea presidente de un país. Se diría que si no hay conmiseración, por lo menos hay una alta dosis de comprensión y tolerancia. Pero hay también una mezcla de curiosidad o asombro porque un líder de productores de coca, la materia prima de la cocaína, haya llegado a tan alta posición.
Morales le llegó al corazón a miles de viajeros cuando en su discurso ante la Asamblea de la ONU se quejó de los maltratos que recibió su delegación a su llegada a Estados Unidos. Quizás indirectamente comprendió lo que sufre un boliviano en los aeropuertos del mundo. Y es que Bolivia es nomás el tercer país productor de coca. El líder cocalero quizás sabe ahora lo que es ser sospechoso de narcotráfico en aduanas foráneas por el sólo hecho de ser boliviano.
La prensa izquierdista está engolosinada con Morales, de manera que no resulta insólito que surgiera su candidatura al Premio Nobel de la Paz, propuesta originalmente por Adolfo Pérez Esquivel, el argentino galardonado en 1980. Una maquinaria aceitada desde el Palacio Quemado se sumó a los esfuerzos a través de una página web que recopila los apoyos de personalidades.
Algunos cínicos estiman que Morales podría ser elegido, como lo fue Henry Kissinger, a pesar de los informes de que el ex Secretario de Estado tuvo estrecha participación en el sangriento derrocamiento de Salvador Allende. La guatemalteca Rigoberta Menchú fue la primera indígena izquierdista latinoamericana en obtener el premio y creo que fue en buena ley.
Los apologistas de Morales enumeran 11 razones por las que debía ser ganador. Ninguna de ellas hace alusión a su aporte a la paz, nacional o internacional. El ex ministro de Defensa, Carlos Sánchez Berzaín, dijo el viernes en la noche en el programa "A mano limpia" del canal 41 de Miami que Morales "es un hombre acostumbrado a la violencia". Le atribuyó el derrocamiento de Gonzalo Sánchez de Lozada.
El diputado de Podemos, Fernando Messmer, critica la postulación diciendo que Morales desde que asumió el gobierno "no ha hecho otra cosa que envenenar el alma de los bolivianos, confrontarnos y dividirnos".
Particularmente creo que Morales se quedará con los crespos hechos, como Hugo Chávez hace un par de años, pese a los millones de petrodólares gastados en la promoción de su candidatura. Los electores de Noruega quizás pongan el ojo a las recientes amistades de Morales, como con Mahmud Ahmadinejad, el líder iraní que promete hacer desaparecer Israel.
Talvez estén informados de aquél episodio en que se cruzó de brazos en una acera mientras sus huestes saqueaban un local sindical de un adversario suyo en la Confederación de Campesinos, al que desnudaron y vistieron con polleras y lo pasearon en las calles de La Paz. O quizás vean una foto publicada en la prensa internacional hace unos 10 años en la que Morales, piedra en mano, se enfrenta a los policías durante una marcha cocalera. ¿Premio Nobel de la Paz? Amanecerá y veremos.
|