Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Lunes 1 de julio del 2002


LOS "TERRORISTAS" DEL MICROFONO

Por Hernán Maldonado


Pasará mucho tiempo antes que se apague la colosal euforia que desató en todos los confines del universo la obtención del pentacampeonato mundial de fútbol por el Brasil de Ri+RO3, lease Rivaldo más Ronaldo, Ronaldino Gaucho y Roberto Carlos.

Japoneses y coreanos, destruidos por la guerra hace 50 años hasta casi sus cimientos, presentaron un Mundial para el recuerdo, más que por la profusión de buen fútbol, por una organización meticulosa y unos escenarios de ensueño.

Lo más destacado, sin embargo, fue el fervor de las multitudes locales engolosinadas con el fútbol. Fue contagiante su participación, su entusiasmo y el profundo respeto al adversario dentro del estadio y fuera de él. No recuerdo haber visto ningún hecho extradeportivo.

En ese marco de deporte, color, vigor, entusiasmo, creo que otro hecho para recordar fue la nutrida participación de damas-periodistas, algunas muy capaces en el comentario e inigualables en la presentación de notas con contenido humano.

Hasta hace poco, el que una mujer periodista se mezclara con sus colegas varones en la cobertura de un partido de fútbol, hubiera sido algo parecido a la incursión de un obispo en el plenario de un Partido Comunista.

Pero el Mundial que acaba de finalizar mostró también las limitaciones y deficiencias de muchos de nuestros actuales consagrados periodistas al extremo de que más de uno incursionó en lo que yo llamo el "terrorismo del micrófono".

En los últimos partidos opté por apagar el audio de mi televisor porque me resultaba ya insoportable que un relator se anticipara a los hechos gritando: "señores, se viene el gol, aquí llega el gol". Y cuando no ocurría nada seguían tan "Panchos" con su narración.

Muchos se pusieron en el plan de adivinos y sin pelos en la lengua pronosticaban quien ganaría determinado partido. En los tiempos en que en Bolivia relataba los encuentros desde el Hernando Siles, me hubiera ocultado una semana en casa si en la transmisión de un partido hubiera anticipado algo que luego no se dio.

Al escuchar a los actuales comentaristas, por otro lado, pensaba que varios de estos están perdiendo mucho dinero porque como directores técnicos ganarían millones. No se cansaban en "enseñarnos" como debería tal o cual equipo encarar el partido, cómo debe atacar, cómo debe defender, cuál esquema utilizar y hasta cómo un jugador debe patear.

Y en el uso del idioma se nos exigía muchísimo. Me acuerdo una vez que don Julio Borelli, mi maestro y amigo, en los prolegómenos de mi carrera, casi me fulmina cuando informé: "El entrenador dice de que…" Don Julio tronó: "Maldonado, el entrenador dice que…"

En el Mundial que finalizó escuché perlas como estas: el jugador en su "precipitud" (por precipitación)…, Fulano debe "pausear" (por poner la pausa)…, no le quedó mas remedio que "infraccionar" (por cometer infracción)…, o Perengano "volantea" mejor… (por ejercer la función de volante).

Antiguamente era prohibido ponerse la camiseta de tal o cual club, por más que uno lo llevara en el corazoncito, aun tratándose de la selección nacional. Ahora ya no es el caso. En Corea-Japon 2002 varios parecían transmitir para un público exclusivamente mexicano vendiéndonos un "futbol" sin acento y llamándole a los arcos "cabañas".

Otro locutor, de nacionalidad uruguaya, no tiene empacho en hacerse llamar "el relator de las Américas", título que sólo perteneció hasta su muerte al "Gordo" José María Muñoz, de Radio Rivadavia de Argentina.

Un relator argentino, sin inmutarse, dijo que el árbitro del partido España-Corea era un "ladrón vestido de negro". En otra ocasion llamó "atorrante" a un jugador, aunque se arrepintió y dijo que lo llamaba "atorrante, en el buen sentido de la palabra".

Pero creo que la guinda de la torta de fue cuando calificó de "alcahuete" al juez de línea del partido Argentina-Inglaterra, cuando el árbitro fue a consultarle a raíz de una jugada en la que se vio involucrado Gabriel Omar Batistuta. Y conste que este relator desaprensivo es la estrella máxima de la televisión hispana en Estados Unidos.

Por todo esto es que quizás en este Mundial, que por primera vez desde 1962 lo disfruté como un espectador y no como periodista, me acordé de amigos que le dieron lustre al periodismo deportivo radial boliviano como el propio don Julio, Cucho Vargas, Tito de la Viña, los hermanos Remberto y Grover Echeverría, Heriberto Aramayo, Juan Carlos Costa, Luis Lazarte, Lorenzo Carri, Saúl Abdelnur, Johnny Zeballos, "Toto" Ballivian, "Calichín" Morales, etc.

Eran épocas en que no había lugar para la desaprensión y no nos estaba permitido equivocarnos, so pena de ser ridiculizados. Fue ayer nomás.





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