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LA EMBAJADA EN MEXICO (2da. parte)
Por
Hernán Maldonado
Con el empeño de un castor, Miguel dactilografiaba pronunciamientos del
PDC contra el gobierno al que etiquetaba como del "enano siniestro", buscaba
a alguien que viajara Bolivia y los enviaba para ser policopiados y
distribuidos en el país.
"Agreda y Vicente Mendoza Nava en La Paz, José Bustamante en Cochabamba,
Hans Dellien en Trinidad y Santa Cruz, Mullisaca y Eguivar en El Alto, todos
van a distribuirlos. Hay que movilizar a los dirigentes que han quedado",
decía entusiasta Miguel. Su fe en el pronto derrocamiento de la dictadura del
general Hugo Bánzer era contagiante.
Pero ni el gobierno se tambaleaba ni Benjamín Miguel recibia jamás
respuestas de sus camaradas a sus esfuerzos. No había ningún indicio de que
los panfletos llegaran a la ciudadanía.
En su baluarte del Instituto de Formación Estudiantil Demócrata
Cristiana (IFEDEC) en el barrio de Los Chorros, en Caracas, Miguel esperaba
vanamente correspondencia. Más de una vez lo vi abatido hasta las lágrimas.
Quizás Miguel confiaba demasiado en sus camaradas o no había la
valentia que suponía. No olvidemos que en esas épocas era común el chiste
aquél de atribuir a los médicos bolivianos la práctica de la cirugía de
amigdalitis por vía rectal dado que nadie se atrevía a abrir la boca...
Sea lo que sea, olvidados los rencores, los agravios y con la misma
filosofía de los miristas que pasaron por encima de rios de sangre para
abrazarse con sus verdugos con el objeto de llegar al poder, el PDC atravesó
también los mismos puentes.
En las elecciones de hace dos años resolvió apoyar la candidatura del
ex "enano siniestro" y cuando se cosechó la victoria, Miguel y los suyos
cogieron sólo las migajas que caían del banquete que se sirvió a si misma la
"pegacoalición".
El PDC había calculado la "captura" de por lo menos un ministerio,
pero no agarró nada y a la manera de magro consuelo debió conformarse con el
nombramiento de uno de sus militantes como embajador de Bolivia en México.
Y como Agreda es un "diplomático" sacado de la galera (como la mayoría
de nuestros representantes en el exterior) actuó de tumbo en tumbo en el
cargo. El que Bánzer sufriera hace algunos meses el desprecio del regente de
México, Cuathemoc Cárdenas, no es sino una muestra de la incapacidad con que
se manejó todo el asunto.
El improvisado embajador apenas se hizo cargo de la oficina cayó, como
sus antecesores, en las redes de la supersecretaria Eulalia Fernández
(actualmente Euly García) con el negocio de la exención de impuestos para
autos diplomáticos.
Agreda, después, no tuvo coraje para nada más que hacer y decir lo que
la señora Fernández decía o hacía, al extremo de acudir a recepciones o actos
protocolares en fecha anterior a la prevista o cuando esos actos ya pasaron.
Todo un bochorno a nombre del país.
Y por si fuera poco, en un mensaje confidencial a la cancillería de La
Paz, la embajada en México pormenoriza los actos sociales y culturales que el
embajador boliviano "realzó" con su presencia, cuando en realidad Agreda ni
siquiera asomó la nariz.
¿Por qué Agreda no pudo poner orden en esa embajada? Por la sencilla
razón de que en esa oficina la "verdadera embajadora" es la señora Fernández
(García). En la nota de la semana pasada ya me referí a ella y me había
propuesto no volver a mencionarla, pero me acordé de su participación en el
escándalo que involucró al chofer de la embajada, don Agustín Zamorano.
A ese caso me referiré la próxima semana.
No quiero terminar esta nota sin mencionar dos cosas. La primera una
aclaratoria; aunque Agreda virtualmente ha sido "renunciado", todavía acude a
sus oficinas, no sólo por no haber sido designado su reemplazante, sino por
un complicado mecanismo protocolar mexicano.
La segunda se refiere a una preocupación. A raíz del articulo
anterior, varios bolivianos residentes en México han recibido llamadas
telefónicas anónimas con graves amenazas, atribuyéndoles ser las fuentes de
estas denuncias.
A algunos de ellos les han dicho que podrían verse en problemas con
los "judiciales". Me preocupan esas llamadas y todos debemos estar alertas
para que a ningún compatriota le ocurra un súbito accidente de tránsito o sea
víctima de un atraco atribuido al hampa común, al más puro estilo de los
miembros corruptos de la policía mexicana.
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