Domingo 21 de diciembre del 2008
LA MESA NO ESTA SERVIDA
Por
Hernán Maldonado
En un almuerzo en el hotel Presidente me encuentro con Eduardo Pérez Iribarne, director de Radio Fides, a quien acompaña el ex presidente Carlos Mesa. Una grata sorpresa reencontrar al sacerdote amigo, el de la perenne sonrisa.
"No sabía que eras amigo del padre Pérez", me dice Lucerito, la abnegada esposa del Dr. Carlos Tóvar Gutzlaff. Entonces recuerdo su irrupción en radio Fides a fines de los 60, cuando me incitó, con poco éxito, a dirigir un programa de preguntas y respuestas por teléfono sobre temas deportivos.
Eduardo era un volcán de ideas y estaba empeñado en hacer una nueva radio en Bolivia. Años después supe que salió de Chile tras el golpe de Augusto Pinochet. Nos reencontramos en Caracas. Iba a España para su ordenación sacerdotal. Tiempo después regresó a Bolivia.
En 1983 nos volvimos a encontrar en Cuba, él como corresponsal de la AFP y yo de la UPI. Un domingo retamos a la dictadura y asistimos a una misa en el centro de La Habana. En la inmensa iglesia eramos ocho personas y sin duda tres eran policías. Antes de la comunión una anciana se desmayó. Eduardo y yo la socorrimos. Eramos los más jóvenes.
Al "presidente Mesa" (así lo saludé siguiendo una tradición social de Venezuela y Estados Unidos) lo visité una vez en sus oficinas de PAT, muchos años antes de que se dedicara a la política. Me regaló una docena de folletos con transcripciones de sus programas "De Cerca".
Noche a noche lo seguía en su papel de Catón de la política boliviana y estaba seguro que en algún momento saltaria a esa arena. La forma en que lo hizo, su oportunidad y las compañias de las que se rodeó, son harina de otro costal a la espera de historiadores imparciales.
Tras ser presidente le dediqué un par de artículos, por la esperanza que encarnaba, y cuando empezó a decepcionarme al pedir al populacho en la plaza San Francisco que lo echara a patadas de la presidencia si es que le fallaba. Demagogia pura porque se fue sin que nadie se lo pidiera.
Hace tres años fue invitado a la Conferencia de las Américas patrocinado por el diario The Miami Herald. Busqué entrevistarlo, pero ni contestó a mi requerimiento. El ahora severo crítico de Evo Morales haría bien en recordar el discurso que pronunció aquél día porque, ante una calificada audiencia, lo presentó virtualmente como el futuro salvador del país.
Mesa, que ha dejado entrever que presentará su candidatura a las casi seguras elecciones presidenciales de diciembre del 2009, terminó su almuerzo con el sacerdote y volví a sorprenderme porque ambos vinieron a despedirse a mi mesa. ¿El buen cura le habló de mi? ¿Será que Mesa lee ahora mis artículos? No lo averiguaré.
Entre las amistades hago una pequeña encuesta. ¿Votarían por Mesa? Ocho de diez, dicen que no. "Gastamos la suela de nuestros zapatos apoyándolo con marchas y nos dejó plantados", me dice uno. Llegó a tener más del 80 por ciento de apoyo de la clase media y "la dejó colgada", afirma otro.
Falta un año y yo no creo en cadáveres políticos a menos que estén bajo tierra. Pero lo peor es que el país esté pensando en referendos y elecciones en medio de una grave crisis económica. La mesa no está servida.
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