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EL DESCARO DE CARLOS S. MENEM
Por
Hernán Maldonado
El ex presidente argentino Carlos S. Menem lucha estos días por volver a postularse para un tercer periodo con la intención de llevar a su país por la senda de la paz, el progreso, la prosperidad y la riqueza.
Parece que no le hubiera alcanzado la década que estuvo en el poder para encaminar a la Argentina por esa prodigiosa senda.
Pero no es que haya nada malo en que el septuagenario Menem vuelva a postularse - ante la implícita ausencia de nuevos valores políticos en su país - sino en que crea que fueron otros los que arruinaron sus realizaciones de gobierno.
Según Menem es completamente falso que haya dejado un país en ruinas, hundido en la corrupción, con una enorme deuda pública interna y externa y con un pueblo debatiéndose en la extrema pobreza.
Hace una semana, en una fugaz visita a Miami, el ex presidente dijo a los periodistas: "Yo dejé país funcionando, con una economía funcionando, una deuda y un déficit manejables".
Menem, que minutos antes había terminado de desayunar en el Hotel Biltmore, cuyas suites cuestan desde 1.500 dólares la noche, dijo que si vuelve a ser elegido su prioridad será encarar la crisis social agobiada por un hambre atroz que tiene a niños muriéndose de hambre.
"Un 60 por ciento de los argentinos vive por debajo de la línea de la pobreza, padece hambre", dijo Menem. Habría que preguntarse si ese porcentaje se ha producido repentinamente en los últimos tres años después que él terminó su gobierno de una década.
Pero Menem, que inclusive ha sido investigado - en causa que no ha terminado - y sufrió arresto domiciliario por supuestos hechos de corrupción, negó rotundamente que durante el largo régimen menemista hubiera existido ese flagelo en Argentina.
El flamante presidente de Brasil, Inacio Lula de Silva, lo nombró recientemente como un corrupto.
"¿Lula? Me suena ese nombre", dijo sarcástico, pero luego, molesto, declaro: "En este mundo la difamación es moneda falsa que la acuñan los delincuentes y la hacen circular las personas honestas".
El extravagante Menem, que durante su gobierno toleraba que se le atribuyeran romances hasta con sus ministras, que se divorció en medio de un escándalo, que se regodeaba con la compañia de actrices poco recatadas y aparecía como tenista, futbolista y piloto de aviones y autos deportivos, pide enseriar la política.
"Sólo con una política seria, confiable, creible y sensata Argentina será capaz de salir de la terrible situación en la que se encuentra", dijo.
¿Le volverá a creer el pueblo argentino?
