El margen de maniobra que tiene el dictador venezolano Nicolás Maduro es tan estrecho, que no terminará su periodo y caerá el 2016 por acción del parlamento, un referendo revocatorio, renuncia o un pronunciamiento militar, dice el politólogo marxista Heinz Dieterich, durante largos años estrecho asesor de Hugo Chávez.
Venezuela debe acudir este año a las urnas para renovar los 163 asientos de la Asamblea unicameral. El régimen, dueño de todos los poderes, está alargando demasiado la convocatoria y la razón es que hasta sus encuestadoras establecen que perderá por amplia mayoría.
El 86% de los venezolanos culpan a Maduro de la aguda escasez de alimentos de primera necesidad, de medicinas, repuestos para el parque automotor, etc. Los venezolanos deben hacer colas desde las 4 de la madrugada por un kilo de harina pan, arroz, azúcar, café; un litro de leche o aceite.
Si la oposición gana la mayoría parlamentaria podría provocar un sacudón en la administración del Estado, propiciando la independencia judicial, retomando su labor fiscalizadora, etc. lo que dejaría en la orfandad al Poder Ejecutivo en medio de un rechazo generalizado de la población (80%) a la gestión de Maduro.
Eso debería conducir a su renuncia o el llamado a un referendo revocatorio, que solo serviría para extender un poquito más su mandato. Sin embargo, es muy difícil que se dé esto porque Maduro y sus compinches tienen de tal manera aceitado del aparato electoral que hasta perdiendo, como ocurrió en las presidenciales del 2013, se proclamarán ganadores.
Muchos creen que la presión de la calle (paros, como los que se producen al por mayor todos los días, huelgas, marchas, etc.) es el camino para obligar a Maduro a renunciar, porque –aseguran-- los militares institucionalistas no podrán cerrar los ojos más. Lo acaba de exponer el ex presidente español, Felipe González, tras una rápida visita a Caracas: Maduro está conduciendo a Venezuela a la catástrofe…
Excepto un puñado de líderes opositores encabezados por Leopoldo López (actualmente encarcelado y en huelga de hambre pidiendo se fije la fecha de las elecciones), el resto apuesta a sacar a Maduro empezando por capturar la Asamblea Nacional. Algo difícil, porque el cinismo es de tal que es posible que (como ocurrió hace 5 años) el oficialismo reformule circuitos electorales, de manera que un municipio del interior del país pueda elegir a 5 diputados con solo 20.000 habitantes, lo mismo que una ciudad de 300.000 0 400.000 de concentración opositora.
Hipotéticamente, si cayera Maduro este año (como muchos creen), constitucionalmente lo reemplazaría Diosdado Cabello, así sea temporalmente hasta convocar a nuevas elecciones. Esto es aún más difícil porque el presidente de la AN es resistido hasta por los propios chavistas. Lo único claro, por ahora, es que ante la opinión pública mundial el régimen es una dictadura del Siglo XXI. Con algunas ventanitas de libertad, pero con sus asesinados, perseguidos, exiliados, encarcelados, etc.