“El bumerán Chávez” se llama el libro del periodista español Emili Blasco cuya edición ya puede encontrarse en Internet y en el que se explica detalladamente las razones por las cuales “los fraudes llevaron al colapso de Venezuela”. El libro, lo más importante, descubre como una pandilla de facinerosos se apoderó del mando de la patria del Libertador y la ha degradado al lamentable estado en que se encuentra actualmente.
Blasco, corresponsal del diario ABC de España en Washington, con acceso a altas fuentes de inteligencia, se cuenta entre el puñado de periodistas que rompieron el cerco informativo sobre la enfermedad del fallecido dictador Hugo Chávez y develaron el cáncer mortal que lo aquejaba, mientras sus adláteres ocultaban tozudamente la verdad.
El libro, de fácil lectura, es testimonio brutal de la forma en que un puñado de sinvergüenzas al mando del propio Chávez, engañaron a gil y mil para apoderarse de las instituciones de Venezuela y que sin empacho alguno se las entregaron a la dictadura cubana con tal de mantenerse en el poder al costo que sea con una falsa retórica “socialista”.
A cambio de milicianos cubanos para cuidarle las espaldas, Chávez entregó a los Castro todo el aparato de seguridad del Estado, los servicios de inteligencia y contrainteligencia, armó escuadras de soplones dentro de las fuerzas armadas y policiales y les entregó la administración de la expedición de certificados de nacimiento, matrimonio (notarias), pasaportes y cédulas de identidad.
Esos 65.000 cubanos, según admitió Chávez antes de morir (el general disidente Antonio Rivero afirma que son 100.000), llegaron a Venezuela como médicos, enfermeros, maestros alfabetizadores, asesores militares, entrenadores deportivos, etc. Venezuela paga a Cuba por esos “servicios” con el envío diario de 105.000 barriles. La agencia Reuters informó que el 2014, Cuba ganó alrededor de 715.000 millones de dólares revendiendo ese petróleo.
Esta la soberana razón por la que la Cuba de Fidel y Raúl Castro manejó con cuidado quirúrgico toda la enfermedad y deceso de Chávez, hasta asegurarse que la presidencia de Venezuela quedara bien atada en manos de un hombre que cuidara sus intereses, Nicolás Maduro, un completo incapaz y fácilmente manipulable.
Blasco, para escribir el libro, obviamente recogió testimonios de primera mano de hombres ligados a las altas esferas del poder chavista y que desertaron a Estados Unidos llevándose documentos y pruebas de un latrocinio sin parangón en la historia de las naciones latinoamericanas. Aún antes de que saliera el libro, el ex ministro chavista Jorge Giordani (actualmente caído en desgracia) denunció que misteriosamente desaparecieron de las arcas fiscales 25.000 millones de dólares.
En un pasaje del libro el ministro de Finanzas, Rafael Isea, (actualmente asilado en EE.UU.) le apunta a Chávez que Cuba le debe a Venezuela. $5.000 millones y éste le ordena que haga desaparecer esa cuenta.
En los capítulos iniciales se demuestra el acuerdo de Chávez con las FARC colombianas a las que debía entregárseles armamento y hasta $500 millones en pago por la producción agrícola de los narcoterroristas colombianos.
En el capítulo inicial están las pruebas de los torrentes de dinero enterrados en diversas cuevas del campo venezolano por el propio Diosdado Cabello o sus cancerberos, según testimonio del capitán de fragata, Leamsy Salazar, por más de una década escolta de Chávez y después jefe de seguridad de Cabello hasta su deserción a EE.UU en enero de este año.
Mateo (10:26) nos dice: “No les temáis, porque no hay nada encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse…” Amanecerá y veremos.