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Miércoles 16 de junio de 1999


UNA CUESTION ETICA EN
LA ALCALDIA DE LA PAZ

Por Hernán Maldonado


Lupe Andrade

Miami - En realidad, más que un artículo, estas líneas debían ser parte de una carta abierta a Lupe Andrade, la flamante alcaldesa de La Paz, por haberme decepcionado al aceptar el cargo pisoteando los valores de ética y lealtad que ayer nomás pregonaba.

¿Por qué Lupe, por qué lo hiciste colega?, le preguntaría.

Andrade, al reemplazar al nefasto Germán Monroy, alías "El Chaza", anunció que no escribirá más su columna habitual (El Batán) hasta que deje el cargo, por lo que será inútil esperar que nos dé su versión de lo ocurrido.

¿Cómo es que una periodista de su prestigio, de su altura moral, pudo caer justamente en los estupideces en las que incurren políticos a los que ella pulveriza en su batán?

Carlos Mesa, el director de PAT, reveló en su Columna Vertebral que Andrade hipotecó la ética a la disciplina partidaria. En apretada síntesis el caso es este:

Cuando "El Chaza" fue encontrado con las manos en la masa en el negociado del loteamiento ilegal de Mallasa, su posición como alcalde se hizo insostenible. Se pensó entonces que el ex alcalde Ronald MacLean, aprovechando que la Corte Suprema de Justicia falló a su favor un recurso de nulidad, podría recuperar su puesto.

MacLean estaba en el extranjero. Cuando llegó, rápidamente trascendió que era el favorito de los llamados "pitufos" de ADN (entre ellos el vicepresidente Jorge Quiroga), pero no de la guardia vieja, que es la que maneja los hilos de la bucrocracia partidaria.

Entonces la lucha por la captura del puesto de 'El Chaza" se produjo por dos vertientes. Los pitufos con MacLean y los dinosaurios con Andrade, a la sazón presidenta del Concejo Municipal. En un momento dado, MacLean atrajo tras suyo los votos movimientistas (los mismos que sirvieron para defenestrarlo cobardemente hace dos años). Daba por descontado los otros dos votos de ADN (Andrade y Valdivia) y gestionaba presuroso otros dos más. Le faltó tiempo o astucia.

MacLean aparentemente no se enteró que Andrade corría en caballo propio. Por eso es que el 1 de junio en la madrugada, mientras MacLean todavía soñaba con su regreso al solio edilicio, el Concejo le dio otra bofetada. Andrade asumiría el cargo sellando el triunfo de los dinosaurios. La disciplinada militante adenista obedeció el mandato del partido olvidándose de los principios éticos y las lealtades de las que habló en su Batán de enero de 1997 cuando los movimientistas urdieron el artero golpe contra MacLean para colocar en su puesto a la infame Gaby Candia, predecesora de "El Chaza".

En esa nota Andrade expresó su angustia por lo sucedido con su compañero de luchas y recordaba que la gente la paraba en la calle para decirle "¿qué esperabas Lupita, si la política es tan mugre y tan traicionera?" A Andrade le dolía en el alma la defenestración de MacLean porque "esperaba ser parte de ese gran proyecto (del alcalde destituido), y actué como mejor pude en cuanto a ética y lealtad".

En menos de dos años se le presentó ahora la oportunidad de apoyar a MacLean, de darle su voto para que se le restituyera en el puesto injustamente arrebatado, pero no ocurrió así. El viento se llevó sus palabras de enero de 1997.

O quizás no. Talvez tienen ahora mismo vigencia, sólo que como un boomerang. Leámosla: "Quizás incluso todavía quede un rescoldo vivo de sinceridad que impida a esas personas otorgarse absolución, y que sientan desasosiego por haber traicionado una amistad naciente y una confianza que no recuperará jamás su lozanía".

Y nadie olvidará que cuando fue electa, virtualmente se tendio una cortina de humo sobre la nefasta era de "El Chaza" al autorizarle que vuelva a su curul de concejal y que le saque el cuerpo a la justicia ordinaria al aprobarse que sólo será sujeto de una auditoría interna. Es decir, los ratones investigando quién se comió el queso.

Otro daño inmenso es a la prensa, para muchos junto con la iglesia, uno de los últimos baluartes de la credibilidad en el país. ¿Volveremos a creer en ti Lupita, como periodista?

Cuatro días antes de su elección, le había escrito preguntándole si estimaba ético apoyar a una gestión nausebunda como la de "El Chaza". Me contestó cuando ya fue elegida alcaldesa, sin aludir a mi pregunta.

No le he vuelto a escribir porque (y aquí tomo la penúltima frase de su artículo de enero de 1997) "necesito recuperar mi fe en los jóvenes, en los gobernantes y en amigos que dicen la verdad".