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Domingo 31 de enero del 2016
¿LLEGA EL POPULISMO A ESTADOS UNIDOS?
Por
Hernán Maldonado
Si las elecciones presidenciales de Estados Unidos se realizaran en este primer trimestre, el Partido Republicano probablemente escogería su candidato entre Ted Cruz y Donald Trump y los demócratas entre Hillary Clinton y Bernie Sanders. Eso dicen los actuales sondeos de opinión.
Del cuarteto, por ahora parece que el que mayores posibilidades tiene de reemplazar eventualmente al presidente Barack Obama es Trump, el magnate inmobiliario, que rompe todos los esquemas tradicionales de la política estadounidense ofreciendo el oro y el moro con admirable desenfado. Se burla de los rivales, arremete contra los periodistas y por momento se muestra como un matón.
Cuando presentó su precandidatura solo algunos entusiastas le pronosticaban futuro en la política. No era el primer magnate estadounidense dispuesto a derrochar sus millones en una candidatura destinada a fracasar. ¿Cuál la razón de su éxito?
"Trump es un híbrido ideológico", apunta el diario El País de España. Y es probable que lo sea, porque de pronto despotrica contra la inmigración ilegal y se opone a que Estados Unidos reciba a inmigrantes musulmanes, con el mismo ímpetu que aboga por las banderas liberales de mayores impuestos a los ricos o propugna la sanidad gratuita para personas de más de 65 años.
Quizás su éxito está en que dice cosas que la gente piensa pero no las dice. Aunque es de los raros republicanos que aprueba el establecimiento de relaciones con #Cuba, es de los que cree como muchos estadounidenses que debe cerrarse la puerta a la inmigración cubana, la única del mundo llena de privilegios.
Con solo llegar a suelo estadounidense los cubanos obtienen asilo, aun sin ser perseguidos políticos, y al año y un día obtienen la residencia. Mientras tanto tienen trato privilegiado y hasta se sirven de cupones para adquirir alimentos. Ningún otro inmigrante goza de estos beneficios.
El estadounidense de a pie, también aplaude la intención de Trump de poner nuevamente a Estados Unidos como la gran potencia que siempre ha sido y que durante el gobierno de Obama se ha visto menoscabada, no solo con desplantes de mandamases de Corea del Norte, Irán o Rusia, sino hasta con bravucones como Hugo Chávez, Nicolás Maduro y Evo Morales, tozudos enemigos del "imperialismo".
Trump cada día aumenta su popularidad y no parece temerle a nadie ni a nada. Hasta ha roto con FOX, la cadena televisora identificada con el republicanismo, simplemente porque no le gustó que su moderadora Megyn Kelly le hiciera "preguntas sesgadas".
En el más reciente debate entre los precandidatos republicanos, Trump no asistió porque exigía que Kelly no estuviera en el panel. Prefirió montar su propio show recaudando 5 millones de dólares donados a los veteranos de guerra, sus mimados.
Trump hace muchas promesas, pero da pocas señales de los mecanismos de que dispondría para concretarlas. Parece que a buena parte del electorado tampoco le importa mucho obnubilado como está por su avasallante personalidad que a veces nos recuerda a los aventureros populistas del tercer mundo.
Pero él está tan convencido de que su nave electoral va viento en popa, que acaba de declarar que la gente votaría por él, incluso si se parara en la Quinta Avenida de Nueva York y disparara una ametralladora. Amanecerá y veremos.
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