Domingo 12 de junio del 2005
UNA HONDA DECEPCION
Por
Hernán Maldonado
Vi en el basurero el libro "De Cerca" con su llamativa cubierta. Lo alcé, abrí la tapa y leí la dedicatoria manuscrita: "Para Alvaro Vargas Llosa, con aprecio. Carlos Diego Mesa. LP. Oct. 99".
Era una madrugada cuando el director de "El Nuevo Herald" limpiaba su oficina tras haber sido despedido. Como me pareció un profundo desprecio hacia el colega-compatriota, decidí quedarme con el libro.
Estos días, a la luz de los acontecimientos en Bolivia, me he preguntado qué razones pudo tener Vargas Llosa para tirar a la basura (Y me imagino sin siquiera leerlo) esa obra que documenta el paso de políticos e intelectuales por uno de los mejores programas de opinión en Bolivia.
"¿Habrá pensado Vargas Llosa en el poco valor de su contenido o en la irrelevancia de su autor? ¿O es que Mesa para él no era sino un charlatán más, un intelectual soberbio, un estratega microfonero?
¿O eran celos? Porque Alvarito, que quiere calzar los zapatos de su ilustre padre, de golpe y porrazo apareció como periodista y nada menos que como director del diario en español más importante de Estados Unidos.
El asunto me volvió a la mente al ver el estrepitoso fracaso de la gestión de Mesa como presidente de Bolivia durante 20 meses. Tenía todo en su favor para triunfar, comenzando con ese apoyo popular que nunca bajó del 40 por ciento, y lo estropeó.
Increible que por su condición de historiador, de intelectual, no haya sopesado los tiempos que vivía el país. Desde el comienzo bebió el trago edulcorado de la demagogia. Recuerdo cuando en la plaza San Francisco pidió a las masas que lo sacaran "a patadas" si les incumplia. Ni siquiera pudo poner a un corrupto en la cárcel.
Nunca quiso enfrentar con la ley el desborde de los caudillos demagogos. El pretexto de que no habría ni un muerto en su gobierno (hasta en eso fracasó) fue una posición blandengue. Nadie le pedía que sacara al ejército a masacrar al pueblo. Lo que se le pedía era que hiciera cumplir la ley contra los que la transgredian. Así de simple.
Ahora que dejó el cargo dice que no sabe aún qué hará el futuro. Quizás hará bien en contarnos en algunos libros de su experiencia. Honestamente no creo que vuelva a su profesión de periodista. ¿Con qué autoridad moral podría decirle a los bolivianos lo que deben hacer, cuando él no hizo cuando pudo y debió?
Si no se encierra en una biblioteca para retomar su carrera de historiador, quizás quiera volver a la política. Obviamente hay gente que cree en él, compatriotas a los que impresiónó por su honestidad. Porque ni sus enemigos pensarán que se embolsilló un centavo ¿Verdad?
Mientras tanto yo tengo que comerme mis palabras porque, como recordarán, cuando asumió el cargo fui uno de sus "fans". Sin cálculo alguno batí palmas y dije que "me inspiraba fe".
Verdaderamente no sé que hará Mesa en el inmediato futuro. Lo más probable es que recupere su reino en P.A.T. desde donde podría seguir teniendo algún protagonismo, porque en nuestros países no hay políticos muertos sino cuando están bajo tres metros de tierra.
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