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Domingo 17 de enero del 2010
HAITI CONMUEVE AL MUNDO
Por
Hernán Maldonado
Las frías estadísticas de los organismos internacionales desde siempre colocan a Haití como el más pobre de los países del hemisferio occidental. Estos días esa pobreza conmueve al mundo porque fue expuesta en fotos y vídeos tras un brutal terremoto que ha matado a decenas de miles y ha dejado sin hogar a millones.
Haití hay que hacerla de nuevo, no cabe duda. La devastación es tan pavorosa que alguien la describió como resultado de una explosión de 35 bombas atómicas, es decir 34 veces más letal que aquella lanzada en Hiroshima el 6 de agosto de 1945.
El país virtualmente se quedó sin autoridades y los que viven no tienen desde dónde despachar. Hasta el hermoso Palacio Presidencial ha quedado en ruinas. La Catedral, otro edifico emblemático de Puerto Príncipe, sólo muestra los artísticos arcos que dividían sus tres naves. El imponente edificio de cinco pisos de Naciones Unidas quedó en el piso.
Carolyn Cole, de Los Angeles Times, publicó una foto increible. Un enorme crucifijo de piedra, con el Nazareno en tamaño natural, quedó intacto. La iglesia adyacente es ahora enorme montón de gigantescas piedras y adobes, ninguna de las cuales afectó al crucifijo. Ocurrió antes en muchas partes, la última vez tras el huracán Katrina que inundó Nueva Orleans.
El arzobispo haitiano Monseñor Joseph Serge Miot figura entre los muertos y se teme por la vida de varios misioneros y seminaristas, asi como centenares de voluntarios de diversas nacionalidades que trabajaban en Haití. También murió el jefe máximo de la ONU allí, Hedi Annabi.
"Nou até nét" (Estamos por los suelos), dijo en un lacónico mensaje electrónico en creole el sacerdote André Siohan, unos minutos después del terremoto. Otros mensajes como el suyo se esparcieron rápidamente por el mundo. La Casa Blanca, con una rapidez que no se vió cuando Katrina, movilizó su poderio de aire, mar y tierra.
La enorme tragedia enterneció corazones. Hasta Cuba autorizó inmediatamente el pedido de EEUU para que sus naves de socorro sobrevuelen su territorio ahorrándose 90 minutos de vuelo. El presidente Barack Obama anunció un desembolso inmediato de 100 millones de dólares.
Un poderoso contigente naval encabezado por el portaviones Carl Vinson llegó el sábado a Haití cargado de suministros y helicópteros. Se han movilizado casi 10.000 hombres entre militares y cuerpos civiles y este martes debe llegar a Puerto Príncipe el barco hospital USNS Confort con más de 5.000 camas.
No hay practicamente ningún país de América que se haya mostrado indiferente. El contingente boliviano destacado en Haití, como parte de las tropas de la ONU, ni siquiera esperó órdenes superiores para distribuir el viernes hasta 10.000 raciones de comida a los hambrientos.
Hasta ahora el único que desentona es el nicaragüense Daniel Ortega que el sábado en desafortunadas declaraciones dijo que EEUU estaba "aprovechándose" de la desgracia haitiana para "ocupar militarmente" ese país.
Y es que en esta hora en que la solidaridad mundial abre sus bolsillos y sus corazones para decirle al sufrido pueblo haitiano: "Estoy contigo hermano. Toma mi mano", no podìa faltar la excepción que confirma la regla, la del canalla que antepone lo ideológico a la solidaridad con el dolor humano.
Pero no importa. Hombres y mujeres de todas la nacionalidades, con uniforme militar o sin él, están escribiendo estos días en suelo haitiano, hasta la extenuación, heroicas páginas de amor, con apenas alimentos, y sin donde reponer sus fuerzas porque simplemente no hay dónde hospedarse. Pobre Haití ¿Se secarán algún día tus lágrimas?
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