¿ES O NO ES VERDAD?

Por Hernán Maldonado

Fiel a su estilo aseguró que, "con premios o sin premios", seguirá defendiendo la democracia. La Asociación Nacional de la Prensa (ANP) boliviana le otorgó el Premio Libertad 2009. Pienso que el padre José Gramunt de Moragas S.J. se merece el Cóndor de los Andes, pero no se lo dieron los gobernantes derechistas, ni se lo darán los mandamases izquierdistas, arrollados siempre por su pluma contraria al abuso, la mentira, la corrupción y el crímen.

Cuando lo conocí creí que nuestra relación duraría lo que un suspiro. Porque faltó el locutor, me hice cargo de los comerciales en el informativo de la Corporación Deportiva Borelli. En la mitad del programa me convocó a su despacho para decirme: "Maldonado, está bien que grites en el estadio. No lo hagas en el estudio". Era 1960 y acababa de reemplazar al padre Jaime Salvía como director de Radio Fides.

Años después, casado y con dos hijos, estaba tan necesitado de trabajo que no esperé que le dieran de alta de una operación de amigdalitis y lo visité en la clínica Santa Isabel. Le conté mis tribulaciones y casi inaudible me dijo: "Comienza ésta noche con las noticias internacionales. Luego hablamos". Ni siquiera sabía cuánto me pagaría, pero me hizo feliz.

En años en que no existían en Bolivia escuelas de periodismo, con don Julio Borelli hice la primaria y con Gramunt los estudios superiores. Pronto estuve a cargo del principal informativo nocturno, el más escuchado en el país, porque bajo la dirección del jesuita le cantábamos las verdades al régimen del general René Barrientos Ortuño, al punto que su ministro del Interior nos tenía en la mira. Por esas épocas nació su editorial ¿Es o no es verdad?

De esto no se acuerdan los izquierdistas encaramados hoy en el poder. No saben o no quieren recordar las amenazas que recibimos al ser la primera emisora del país en haber divulgado la muerte del Ché Guevara, de haber transmitido en exclusiva el discurso que pronunció Fidel Castro confirmando lo ocurrido en Vallegrande. Mientras el mundo aún dudaba, en Bolivia - con Gramunt en el micrófono - se sabía la verdad.

Cuando hace pocas semanas visité la redacción de la Agencia de Noticias Fides, sin que me quede nada por dentro les dije a sus muchachos que debían sentirse orgullosos de pertenecer a un medio que no es un simple lugar de trabajo, sino una verdadera universidad. Y es verdad porque de la "Escuela Fides" salimos periodistas que aceptamos inmensos retos para trabajar y triunfar en grandes centros mundiales noticiosos como AP, UPI, CNN, EFE, dpa, Ansa, Inter Prees Service, etc.

Pero Gramunt no sólo hizo periodistas, sino que con su propio peculio contribuyó a fundar y sostener la ANF, la primera en su tipo en el país. En mi última visita me enorgullecí de sus logros tecnológicos. Y no pude contener las lágrimas cuando el anciano jesuita puso una cruz en mi frente al despedirme. Fue la primera vez que lo hizo en 49 años y confío en que no fue la última.

Ahora me alegra enormemente que la ANP lo haya elegido. Son sus propios colegas (los que día a día saben del palpitar nacional, los que conocen quien es quién) los que premian su inmensa labor en Bolivia. Es el reconocimiento de la sociedad, del país nacional, que le dice en nombre de la bolivianidad: "¡Gracias, muchas gracias padre Gramunt!". ¿Es o no es verdad?