Domingo 29 de junio del 2008
EL GENERAL ERUCTO
Por
Hernán Maldonado
El periodista le preguntó al general Luis Acosta Carles por el asalto de sus soldados de la Guardia Nacional a una embotelladora de la Coca Cola cuyo personal estaba en huelga. La respuesta fue un sonoro eructo. El periodista quiso insistir, pero se desanimó cuando el gigantesco militar empezó a buscar en sus entrañas otro residuo gaseoso.
Fue en aquellos días del 2003 cuando una huelga general de dos meses de trabajadores y empresarios buscó infructuosamente un cambio de rumbo en el autocrático gobierno de Hugo Chávez. Días después, al ser abucheado por unos bañistas, se bajó los pantalones en una piscina a la que llegó orondo en un helicóptero rodeado de sus matones.
El "general eructo", como empezó a conocerle Venezuela, era un incondicional de Chávez porque en su nombre dispersó a palos y gases cuanta manifestación antichavista se produjo en la industrial ciudad de Valencia. Todavía se recuerda a aquella dama atacada a traición por un soldado suyo. Sufrió conmoción cerebral al ser tirada de los cabellos contra el pavimento.
Por esos dudosos "méritos" Acosta Carles, fue elegido por Chávez para ser gobernador del Estado de Carabobo en unos discutidos comicios, pese a una masiva abstención de los principales partidos políticos.
Lo que el "general eructo" no recordaba es que el 2001Chávez, muy en su estilo de campeón de la groseria, dijo que "los militares son como los condones: Se los usa y se los bota". Ahora Chávez fustiga a Acosta Carles. Le anunció que el 23 de noviembre "saldrá (del cargo) por la puerta de atrás".
Aparentemente el petrodictador finalmente se dio cuenta de la incapacidad del "general eructo" y de algunos negocitos vinculados a un casino ilegal, aparte de algunas denuncias de nexos con el narcotráfico, que le hace otro colega suyo, el general Clíver Alcalá Cordones, jefe de una poderosa unidad de blindados.
En otra acera, el general institucionalista Angel Vivas Perdomo sigue esperando desde mayo que el Tribunal Supremo de Justicia se pronuncie sobre su pedido de declarar inconstitucional el lema "patria, socialismo o muerte", que Chávez obliga a gritar a sus subordinados.
Vivas Perdomo pasó a ser uno de los centenares de oficiales sin cargo. Rocio San Miguel, líder de una ONG experta en temas castrenses, calcula que alrededor de 800 oficiales de distinta graduación se hallan en sus casas, cobrando sueldo. Muchos de ellos con la prohibición de entrar a sus cuarteles por ser "antichavistas sospechosos".
San Miguel afirma también que otros 1.200 pidieron su baja, una buena parte desde que hace dos meses el ministro de Defensa, general Gustavo Rangel Briceño, calificó de "burros" a los oficiales que se dicen institucionalistas y se niegan a gritar "patria, socialismo o muerte".
El vicealmirante retirado Iván Carratú Molina piensa que la situación en los cuarteles es de sumo cuidado. Chávez, en el desfile militar del 24 de junio, se jactó de encabezar una "revolución armada". Ignora que la historia muestra que, así como hay generales que no aguantan un cañonazo de un millón de dólares, también son leales... hasta que un día dejan de serlo. O simplemente no quieren ser condones. Amanecerá y veremos.
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