Lunes 28 de enero del 2002
EL GENERAL EN SU RINCON
Por
Hernán Maldonado
El general Hugo Bánzer Suárez bebe estos días la amargura que otros ex presidentes, casi sin excepción, han padecido tras haber dejado ese "maravilloso instrumento de poder" que es el gobierno en Bolivia.
En su lujosa residencia que habla del poderío económico de la burguesía cruceña, el ex mandatario ya no recibe a las caravanas de sus correligionarios y van mermando cada vez más los amigos. Algunos de estos han dejado de serlo y están haciendo leña del árbol caido.
Si Bánzer fuera aficionado a la historia de Bolivia encontraría que su caso no es una excepción. Es más, cuanto más poder se tuvo, cuando más alto se subió, la caída es más ruidosa. Quizás por eso es que en 1964 el ex presidente Víctor Paz Estenssoro, en camino a un nuevo exilio, nostalgiosamente se refirió a ese "maravilloso instrumento del poder".
Abatido por el cáncer, ahora Bánzer, tiene poco tiempo y escasa energía y ningún poder para ejercitar su "personal filosofía" expresada abiertamente en sus años de dictador: "Al amigo, todo; al indiferente, nada; y el enemigo, palo".
Arrinconado en su mansión cruceña Banzer espera su inexorable destino. Ya no viajará al exterior para seguir su tratamiento anticanceroso para no correr el riesgo de ser detenido por la Interpol a pedido del juez argentino Canicoba que quiere juzgarlo por su participación en el infame Plan Cóndor.
Allegados suyos subrayaron que el ex dictador no padece estrecheces económicas, algo que lo diferencia de la mayoría de los ex presidentes bolivianos que acabaron en la ruina y en playas extranjeras. Sólo son malos recuerdos aquellos días de los años 40 en que era un cadetito salido de la Chiquitania con urgencias que solvetaban amigos en La Paz.
Pero el bienestar material no lo es todo. A Bánzer, más que el cáncer que padece, le duele la ingratitud de los amigos a los que les daba todo y que ahora le vuelcan la espalda. Ahí está su ex ministro Fernando Kieffer, quien lo acusó de haber ordenado el "negocito" de la compra del Beechcraf con dineros que debían ir a los damnificados del terremoto en Aiquile y Totora. Por ese avioncito inútil se pagó un sobreprecio de un millón de dólares.
Bánzer también está dolido porque su sucesor Jorge Quiroga, a quien le abrió las puertas a la política y lo escogió como vicepresidente, se ha distanciado y no es más el jovencito ese que apenas cinco meses atrás lloraba sobre su hombro en la Casa de la Libertad.
Bánzer sabe que no tiene nada más que buscar en la política y le ofreció a Quiroga la jefatura de Acción Democrática Nacionalista. Pero éste se toma todo el tiempo del mundo en deshojar la margarita, aumentando las amarguras que vive estos días el ex dictador.
Lo que pasa es que ADN está tan desprestigiada a los ojos del electorado que finalmente se ve con claridad que fue nomás el partido creado a la imagen y semejanza de Bánzer sin otro propósito que sacarle las castañas del fuego cuando prosperaba en el Parlamento un juicio de responsabilidades por la dictadura de 1971-78.
Algunos observadores sostienen que Quiroga aceptaría el jefatura partidaria con la condición de depurar a la vieja guardia y a los corruptos que crecieron a la sombra de Bánzer. Quiere el poder total. Su otra alternativa, a largo plazo, es correr en caballo propio. Tiene el tiempo a su favor.
Los dinosaurios tienen todavía algunas cartas por jugar. Aunque la convención partidaria se realizará el 25 de febrero, han insinuado que podrían reverdecer el pacto suscrito entre Bánzer y Manfred Reyes Villa para que éste sea el candidato de ADN en las elecciones de junio.
Si prospera la idea, con todo los descabellada que pueda aparecer ahora, Quiroga tendrá muchos más motivos para bajarse del tren banzerista. Por todo esto, si Bánzer cree que ya bebió todo el trago amargo, podría estar completamente equivocado.
|