Domingo 20 de enero del 2002
"HASTA LAS ULTIMAS CONSECUENCIAS"
Por
Hernán Maldonado
Ignoro si a algún sociólogo se le ha ocurrido analizar lo que hay detrás de la trillada amenaza de mantener una determinada actitud "hasta las últimas consecuencias".
La frase da a entender que se buscará un objetivo hasta triunfar o morir, pero en los últimos tiempos se la ha manoseado de tal manera que nadie parece prestarle atención.
En un sin fin de huelgas en Bolivia se promete, por ejemplo, ayunar "hasta las últimas consecuencias" y nadie se ha muerto, pese a que no fueron satisfechas sus demandas.
Tan devaluada está la amenaza que algunos huelguistas de hambre, para que no hubiera duda de su decisión, se cosieron los labios. Otros, como los famosos universitarios de Sucre, se "tapiaron". Tampoco se murió nadie, felizmente.
Esos tiempos de las amenazas parecen haber terminado y se pasa ahora directamente a la acción. Lo ocurrido la semana pasada en Sacaba simplemente es horroroso.
El presidente Jaime Quiroga decretó la eliminación del mercado de la coca en esa ciudad suburbana cochabambina en el entendido de que era fuente de aprovisionamiento de los narcotraficantes.
Miles de cocaleros convergieron sobre la población con la intención de apoderarse del mercado y en su intento chocaron brutalmente con los efectivos militares y policiales.
El martes murieron dos campesinos y los labriegos capturaron a un soldado y lo flagelaron hasta la agonía. El jueves murieron dos militares y otro campesino. Fueron incendiados una docena de camiones.
Una ambulancia que trasladaba a nueve soldados heridos fue emboscada por los cocaleros. Los nueve huyeron, no así el conductor, un militar, y su acompañante, un policía.
Estos fueron capturados por las manifestantes y sus cadáveres aparecieron el viernes horriblemente torturados. "Esto no ocurre ni en la peor guerra", dijo furioso el prefecto de Cochabamba, José Orías.
El ministro secretario de la presidencia, Mauro Bertero, exhortó a las fuerzas armadas a "no buscar la venganza y comportarse profesionalmente". El líder cocalero, Evo Morales, pidió que una comisión gubernamental se presentara en el sitio para dialogar.
El gobierno envió a varios ministros a Cochabamba pero no hubo ningún diálogo y el propio sábado decenas de cocaleros fueron arrestados cuando deliberaban sobre las próximos pasos a tomar.
Quiroga declaró que "no hay diálogo con asesinos" y exigió que los dirigentes cocaleros entreguen a los culpables. Los cocaleros amenazan con bloquear los caminos.
La paz social que acompañó a Quiroga en sus primeros meses de gobierno acabó abrupta, brutal y lamentablemente. Ahora, se abre el dialogo, o ambas partes esta vez sí que tendrán que ir "hasta las últimas consecuencias".
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