Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Domingo 18 de noviembre del 2007


EL "INDIO PRESIDENTE"

Por Hernán Maldonado

Al ver la imagen en televisión no pude menos que recordar mis 17 años. Mis compañeros de colegio me sacaban a rastras de la cocina hacia el salón de baile donde colegas quinceañeras rendían entusiasta culto a Elvis Presley. Angustiosamente imploraba: "No sé bailar, no sé bailar". Entre risas me devolvían al altar de mi timidez donde me especializaba en bocaditos y refrescos.

Por eso comprendí al presidente Evo Morales cuando tras la sesión fotográfica en la reciente Cumbre Iberoamericana trataba de desasirse de la mano de su colega colombiano Alvaro Uribe, quien virtualmente lo arrastraba de su manga izquierda hacia el corrillo formado por los otros presidentes. "Estoy bien aquí, estoy bien aquí", parecía exclamar Morales quien, solitario, se hallaba en un aislado y hondo sillón tratando quizás de pasar desapercibido. Obviamente una desconsideración de su protocolo que debía cuidar de que tuviera siempre a mano a alguien para simular por lo menos una conversación.

El petrodictador venezolano Hugo Chávez gusta describir a Morales como "el indio Presidente". El término "indio" fue virtualmente dejado en desuso en Bolivia tras la Revolución del 9 de Abril de 1952 por su evidente connotación despectiva con la que se lo usaba. Se lo sustituyó por "campesino" y en las últimas décadas los neoizquierdistas prefieren utilizar "indígena". Jorge Sanjinés, en su película "Yawar Mallcu", pone en boca del antiguo indio, devenido en "mestizo" al asentarse en la ciudad, el insulto de "indio de..." a quien le dio un puntapie en un partido de fútbol. Hasta el mismo Felipe "El Mallcu" Quispe calificó así hace un par de años a uno de sus compañeros que supuestamente lo traicionó.

El escritor colombiano Plinio Apuleyo Mendoza se sorprende que Morales sea presidente de Bolivia "con apenas el conocimiento de unas 600 palabras del idioma español". Quizás exagera, aunque los discursos de Morales transcritos al exterior por las agencias noticiosas están llenas de paréntesis englobando palabras o frases que completan oraciones con las que los corresponsales estiman quiso decir el mandatario.

Pero pueda que otras limitaciones sean mayores, lo que es incomprensible para un hombre público que ya está 23 meses en el poder. ¿Será que sintió pánico de sentarse en la cena de gala que ofreció su colega Michelle Bachelet? A Morales no le importó desairar a su anfitriona. ¿Fue a una importante reunión política, a una cita con los compatriotas residentes en Chile? No. Fue a jugar un partido de fútbol. La diplomacia de las pelotas en acción.

No justifico su conducta, pero la entiendo. Yo también a mis 17 años, estrenándome como miembro del Circulo de Periodistas Deportivos de Bolivia, acudí invitado a un banquete en el club de La Paz y me sentí aterrado cuando me vi ante una vajilla impresionante. Felizmente enfrente mio se sentó don Armando Moreno Palacios, viejo formador de profesores de Educación Física y periodista. Decidí imitarlo en todo y me fue bien. Todavía escucho al viejo maestro aclararse la garganta cuando envalentonado por mis súbitos progresos sociales pedí también al mozo vino blanco para acompañar una trucha a la plancha. Han pasado sólo 50 años.





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