A poco más de un trimestre de las elecciones en Bolivia, Evo Morales avanza triunfal hacia su re-reelección si vamos a atenernos a las encuestas de opinión en las que sus adversarios políticos, aún formando coaliciones, están bastante detrás suyo.
¿Y por qué re-reelección? Porque ya fue reelecto hace cinco años y ahora mediante un ardid leguleyesco va a una nueva pese a estar prohibido constitucionalmente.
Las encuestas (que quizás puedan cambiar a última hora) demuestran que Morales en el peor de los casos obtendría un 42% de las preferencias electorales contra un 32% del binomio opositor Samuel Doria Medina-Ernesto Suárez.
Morales y sus adláteres estiman que ahora mismo sus intenciones de voto sobrepasan el 62%, lo que significaría un triunfo a obtener en la primera vuelta.
Las aspiraciones de los opositores podrían crecer si Juan del Granado, con importante caudal electoral en La Paz, se une a la alianza Doria-Suárez. Aún así, veo difícil derrotar a Morales.
¿Por qué? Los recursos económicos que maneja el candidato oficialista son inmensamente superiores a los de sus adversarios y en torno a su candidatura se ha puesto en marcha un poderoso aparato comunicacional,
Por esto es que para una gran mayoría de los bolivianos la organización de la reciente Cumbre del Grupo de los 77 más China fue un "tremendo éxito" para el gobierno, cuando en verdad no fue sino el destello de un juego pirotécnico.
No sólo que concurrieron apenas un 20% de los altos dignatarios invitados, la mayoría de ellos de países no democráticos, de reyezuelos violadores de los derechos humanos o déspotas eternizados en los gobiernos de sus países como los de Cuba y Zimbabwe, sino que las conclusiones del cónclave son las mismas que se propuso el Grupo cuando se fundó hace 50 años.
Morales echó la casa por la ventana y el único que más o menos se sorprendió que un país pobre lo hiciera así, fue el uruguayo José Mujica. Al ex montonero uruguayo le debió sorprender que a los delegados se les hiciera regalos de medallitas de oro y plata, cuando en las calles de Bolivia hay centenares de mendigos del norte de Potosi; que hay padres que se amanecen en colas en busca de un cupo en las escuelas para sus hijos o por la insuficiencia de hospitales para atender a los enfermos.
Pero, claro, el aparato comunicacional le ha hecho creer a los bolivianos que Evo alcanzó niveles de protagonismo internacional jamás alcanzado por mandatario boliviano alguno.
Y eso es lo que cuenta de cara a las próximas elecciones. Tanto, que nadie protestó porque el otrora "indiecito humilde" se haya dado un salto ida y vuelta hasta Brasil el mismo día para darse el gusto de asistir a la inauguración de la Copa Mundial, sin que siquiera Bolivia estuviera clasificada.
Por las encuestas, se ve nomás que la gente está feliz con el "líder mundial" (García Linera dixit) y la oposición a lo que más parece apostar es a que Morales no arrase y se adueñe de la mayoría parlamentaria capaz de modificar otra vez la Constitución para hacerlo reelegible "for ever", como dicen sus "enemigos" yanquis.