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EL QUE SIEMBRA VIENTOS...Por
Hernán Maldonado
No otra cosa significa el acuerdo con los comunarios de Mallku Khota. Por casi dos semanas estos indígenas del norte de Potosí invadieron predios de una compañía canadiense, secuestraron a varios ingenieros, maltratándoles, lo mismo que a un policía capturado durante una refriega.
Los indígenas previamente habían sido reducidos por la fuerza y detenido su principal cabecilla. Eso no hizo sino empeorar las cosas.
Los rebeldes pedían el cumplimiento de un artículo de la Constitución aprobada por el actual gobierno al calor demagógico que otorgó a los comunarios derechos reales sobre los territorios que ocupan.
El gobierno trataba de proteger los derechos otorgados a la empresa canadiense South American Silver Corp. descubridora en la zona de ricos yacimientos de plata, indio y galio.
El régimen resolvió acceder a las exigencias de los indígenas y pronto quizás anunciará la “nacionalización” de esas minas.
El acuerdo incluye ninguna sanción a los avasalladores y secuestradores y quizás nunca se sepa cómo murió en la refriega un campesino y cómo otros cuatro quedaron heridos.
¿Habrá alguien que quiera invertir en Bolivia?
Unas semanas antes el Estado de Derecho ya quedó severamente vulnerado cuando policías amotinados causaron graves destrozos en inmuebles y archivos oficiales.
Un amotinamiento en un organismo oficial armado es un grave delito, pero el régimen de Morales, cuando firmó el acuerdo de paz, destacó la inimputabilidad de los sediciosos.
Mientras tanto centenares de indígenas del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) caminaron pacíficamente 600 kilómetros desde las tierras bajas a La Paz en busca de dialogar con Morales.
Lo que quieren los indígenas orientales es que el gobierno reconozca un anterior acuerdo que prohibía la construcción de una carretera que dividirá su hábitat natural dando más tierra a los sembradores de coca, materia prima de la cocaína.
Morales, que es desde hace 18 años líder máximo de los cocaleros, se negó a recibirlos y peor aún mandó a los policías a gasificarlos y bañarlos en agua bajo temperaturas congelantes del invierno paceño.
Todo intento fue inútil durante dos semanas. Morales lo que hizo fue dividir la dirigencia de los TIPNIS financiando un congreso burdo en Santa Cruz.
Finalmente los TIPNIS decidieron regresar a sus distritos para dar la batalla desde allí. Quizás aprendieron la lección que se les impartió desde el gobierno: Hay que actuar como los “exitosos” indígenas de Mallku Khota.
Nada raro. Los actuales gobernantes, estando en la oposición, cultivaron la violencia para hacerse oir. ¿No fueron los reyes de los bloqueadores de caminos? ¿No se jactaban de andar con el fusil bajo el poncho? ¿Quiénes estuvieron encarcelados por volar torres eléctricas?
Y el actual ministro de minería, como denuncia el empresario y líder político, Samuel Doria Medina, ¿no fue uno de sus secuestradores hace 19 años coludido con Sendero Luminoso?
¿Quiénes fueron los que asesinaron policías en el Chapare, en Sacaba? ¿No era el propio Morales, piedra en mano, (Foto de AP) quien encabezaba las manifestaciones de cocaleros en La Paz?
Y bueno, los TIPNIS, como dice su líder Adolfo Chávez, se fueron de La Paz con los dientes apretados. Ahora saben que uno es el trato oficial para los indígenas aymara-quechuistas y otro para los indígenas orientales. Lo peor, parecen haber entendido que a las buenas no se consigue nada. Amanecerá y veremos.
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