¿QUIENES SON LOS GOLPISTAS?

Por Hernán Maldonado

La destitución del presidente paraguayo Fernando Lugo por el Senado de su país ha servido para que Hugo Chávez y Evo Morales se rasguen las vestiduras "en defensa de la democracia" y contra el "golpismo", talvez pensando en que los latinoamericanos somos unos idiotas.

Quizás lo único discutible está en la rapidez en que el Senado paraguayo aplicó el artículo 225 de su Constitución que, vale subrayarlo, no estipula en qué tiempo puede ser juzgado y condenado un presidente.

Pero, ¿quiénes son los golpistas?

Chávez hasta ha instituido el 4 de febrero como día feriado nacional en Venezuela para conmemorar el sangriento Golpe de Estado de 1992 contra el presidente Carlos Andrés Pérez.

Ese mismo año, pero el 27 noviembre, volvió a intentarlo nuevamente. Como los rebeldes bombardearon Caracas, decidió ignominiosamente que ese día sea aniversario de la Fuerza Aérea y ya no el 10 de diciembre.

En el referendo del 3 de diciembre del 2007 el pueblo venezolano votó mayoritariamente en contra de las reformas constitucionales que convertirían al país en un Estado socialista.

Chávez, prepotente, en cadena nacional de Radio y TV, dolido por la derrota, dijo que la oposición había logrado "una victoria de mierda".

Sobre tablas ordenó que la sumisa Asamblea Nacional le otorgara una ley habilitante de la que se valió para imponer las reformas rechazadas en el referendo.

En las más recientes elecciones regionales los gobernadores opositores ganaron en los estados más importantes y poblados del país. Chávez furioso les quitó competencias, les restó fondos, los despojó de la administración de carreteras, puertos y aeropuertos.

La oposición ganó limpiamente en Caracas, ciudad de 5 millones de habitantes, imponiendo a Antonio Ledezma, un adalid de la democracia. Un iracundo Chávez desconoció el triunfo popular, le quitó el 60 por ciento de sus atribuciones al Alcalde Metropolitano junto con varios edificios.

No contento con ese colosal abuso, el petrodictador nombró inconstitucionalmente a dedo a Jaqueline Farías como "superalcaldesa", restándole casi de todo su presupuesto a Ledezma.

La voluntad popular expresada en el voto no sólo fue desconocida en Venezuela, sino también por Morales en Bolivia. En Pando, una infame tramoya orquestada desde el Palacio de Gobierno, produjo un sangriento enfrentamiento, que fue la excusa para que Morales destituyera al gobernador opositor Leopoldo Fernández y lo encarcelara hasta el día de hoy sin juicio alguno.

En Tarija el gobernador Mario Cossio salvó el pellejo asilándose en Paraguay, auxiliado por su actual presidente Federico Franco. En Chuquisaca también fue burlada la voluntad popular.

En Beni, Morales destituyó con marramucias legales al gobernador Ernesto Suárez Sattori y actualmente está empeñado en hacer lo mismo con el gobernador Rubén Costas, de Santa Cruz, el departamento más importante de Bolivia.

Todos estos atropellos anticonstitucionales en Bolivia y Venezuela fueron y son hechos con el infame visto bueno del Poder Judicial en manos del oficialismo.

¿Quiénes son, pues, los golpistas? ¿Quiénes los antidemocráticos?