Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Lunes 29 de julio del 2002


LA ESTUPIDEZ DE UN DESAIRE

Por Hernán Maldonado


El MNR y el MIR cruzaron el jueves los ríos de odio que los separaban y firmaron un pacto para cogobernar Bolivia en los próximos 5 años, pero la noticia a nivel internacional ese mismo día fue el desaire de Felipe Quispe a Moira, la hija del ex presidente Víctor Paz Estenssoro.

La influyente Associated Press le dedicó un insólito centimetraje al debate televisivo entre Quispe y Moira Paz Estenssoro sobre el tema del puerto para la eventual exportación del gas.

En un momento de la entrevista, la senadora electa por el MNR, le recordó a Quispe que su padre fue quien firmó el decreto de la Reforma Agraria en Bolivia. "¿Cuál reforma agraria? A mi no me tocó nada", respondió el líder del MIP.

La AP subrayó la intolerancia de Quispe a lo largo del debate. La guinda de la torta estuvo al final cuando el moderador pidió a sus huéspedes que se saludaran. Moira se adelantó y dijo: "Don Felipe…" pero se quedó con el brazo extendido porque este dijo que no le daría la mano a sus "opresores".

Lo ocurrido, respecto a la conducta de Quispe, no es noticia. El Mallcu nos está acostumbrando a sus desplantes, como cuando llama "trapo viejo" a la bandera nacional o propugna la República del Kollasuyo, desconociendo Bolivia.

Parece que nuestro líder campesino vive en otro tiempo y no se da cuenta que acaba de ser elegido diputado bajo las reglas del sistema que él repudia y que promete hacerlo saltar en pedazos a chicotes y puñetazos.

De otro lado, resulta obvio que el apellido Paz Estenssoro sigue pesando noticiosamente en el plano internacional como lo acaba de demostrar la AP.

Quispe - que estaría próximo a recibir una licenciatura en Historia - haría bien en documentarse en todo lo que significó la Reforma Agraria y sin duda encontrará que allí justamente se sembró la nutrida cosecha de parlamentarios indígenas que estrenará el parlamento este 6 de agosto.

Descubrirá que el indio boliviano en sólo 50 años ha dado un salto cualitativo enorme. La extinción del pongueaje, sin andar muy lejos, es una reivindicacion colosal en relación al respeto a los derechos humanos.

Estoy seguro que en ningún rincón más de Bolivia hay indios trabajando gratuitamente para un patrón, que se ejerce el vil "derecho de pernada" o que hay indios durmiendo como perros sobre cueros de ovejas en los zaguanes de las casas de los gamonales.

Creo todavía escuchar a Víctor Paz Estenssoro cuando aquél 2 de agosto de 1953 decía a las multitudes indígenas delirantes la razón de ser del decreto que acababa de firmar en los campos de Ucureña:

"Desde que llegaron los españoles los campesinos fueron sometidos a un régimen de servidumbre; perdieron su libertad al perder su tierra. Hoy día les devolvemos su tierra y con ella les devolvemos su libertad; les damos la posibilidad de que puedan educarse, hacer que sus hijos lleguen a los colegios y a las universidades… las bases para hacer de Bolivia una gran nacion".

Y Quispe todavía se pregunta ¿Cuál reforma agraria? ¿Y cómo es que entonces entró a la Universidad?, ¿cómo es que ahora llega al Parlamento?

Quispe tampoco quiere convencerse que las mayorías nacionales juegan cada vez más un rol preponderante en el país. Si se diera una vuelta por las universidades estatales comprobaría que los "culitos blancos" son ahora minoría.

Si se detiene a ver las planillas de administración pública y la empresa privada Quispe hallará miles de hombres y mujeres con los autóctonos apellidos de Mamani, Quispe, Choque, Huanca, Apaza, Huari, Chambi, Colque, Condori, etc, etc. Y no como porteros o barrenderos.

A raíz de las últimas elecciones, algún despistado periodista de The Miami Herald escribió que se había acabado el "apartheid" en Bolivia. Ni se dio la molestia de investigar que nuestro país tuvo por vicepresidente a Víctor Hugo Cárdenas que, ayer nomás, como no lo fuera nunca algún otro, fue ovacionado de pie por el Congreso chileno, no por ser indígena, sino por las ideas que expuso.

Por todo esto, creo que Moira Paz no se merecía ese estúpido desaire. Y en cuanto al Mallcu, me pregunto: ¿estará leyendo la verdadera historia de Bolivia?





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