Lunes 30 de noviembre del 2008
EL "DEMOCRATA" ESTA QUE ARDE
Por
Hernán Maldonado
Los periodistas extranjeros ya se fueron, lo mismo que los observadores a las elecciones regionales del 23 de noviembre en Venezuela, así que el teniente coronel Hugo Chávez Frías ha vuelto a las andadas para mostrar su peor rostro totalitario.
Todavía no se había contado el último voto y ya la prensa internacional, con algunas excepciones, se hizo eco de las proclamas de Chávez la noche de las elecciones cuando retó al mundo entero a quitarle la etiqueta de sátrapa, porque había presidido, dijo, un verdadero proceso democrático. "Sigan diciendo que soy un dictador", retó altivo.
Hasta dos respetables diarios bolivianos editorializaron alabando las elecciones venezolanas y casi reivindicando al dictador, quizás engañados por la cara de duelo que puso aquél día en que admitió, casi gallardamente, que la oposición le había arrebatado los estados de mayor importancia economica, cultural, financiera del país, incluyendo cinco de las seis alcaldias caraqueñas.
En la gran prensa mundial pareció que era un cuento chino las acusaciones de la oposición de que Chávez es un dictador. Todos olvidaron que dicta las leyes que le da la soberana gana con un parlamento en el que 160 de 167 diputados son sus incondicionales.
Nadie recordó que son sus amanuenses la Fiscal General de la Nación, el Contralor, el Defensor del Pueblo y que con argucias inconstitucionales aumentó de 20 a 32 los magistrados de la Corte Suprema de Justicia para tener mayoria. Pasó súbitamente al olvido la grosera manipulación de las Fuerzas Armadas a las que convirtió en su guardia pretoriana obligándoles a gritar: "Patría, socialismo o muerte". Se obvió que la Corte Nacional Electoral tiene a cuatro chavistas y un independiente.
El "demócrata" de la madrugada del 24 de noviembre, cuando se refirió a sus adversarios que le quitaron la parte más sabrosa de la torta electoral, ha vuelto sobre sus pasos. El viernes pasado, con un odio que brotaba de los más profundo de su frustración, amenazó con pulverizar a los flamantes gobernadores del Zulia, Táchira, Nueva Esparta, Carabobo y Miranda.
Prometió que su gobierno "no dará ni un centavo" a los gobernadores rivales, ni al Alcalde Mayor de Caracas, Antonio Ledezma. Denuncio, sin prueba alguna, faltaba más, que la principal labor de ellos será buscar su derrocamiento y vociferó, fuera de sí, que generales, almirantes y soldados deben estar atentos para "aplastar a los fascistas".
Se deshizo en insultos de grueso calibre contra sus rivales políticos llamándolos "desgraciaditos, ladrones, corruptos, pitiyanquis, golpistas", etc y ordenó el cierre del canal de TV Globovisión, algo que podría suceder esta semana. Sus huestes, aleccionadas por la violencia verbal virtualmente han saqueado las gobernaciones y alcaldias.
Las nuevas autoridades prometieron que buscarian asesoramientos en las mejores polícias del mundo para acabar con la inseguridad, que en la década chavista ha producido 140.000 muertos, pero el sátrapa ordenó que no se autorice la entrada a ningún extranjero con esas intenciones.
Es más, en un alarde de su incalculable poder, dispuso que a la policia del municipio Sucre se le despoje de 350 metralletas. Chávez mostró su particular odio con esa popular barriada que le dio las espaldas el 23N, como ocurrió en zonas similares como el 23 de Enero y Catia, en el Oeste, lo que demostró que el antichavismo dejó de ser una exclusividad de los sectores de la clase media y alta del Este de Caracas. Por todo esto es que "el demócrata" está que hierve. Dios nos coja confesados.
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