Alguien aconsejó una vez que "es mejor tener la boca cerrada y parecer un estúpido, que abrirla y disipar toda duda". Eran otros tiempos. Ahora so pretexto de "descolonización" en Bolivia hasta se pone a correr los relojes al revés, como un "símbolo de autenticidad andina". ¿Derogarán, también, la Ley de la Gravedad?
El vicepresidente Alvaro García Linera, a la manera de justificación "científica", reveló que en una reunión de gabinete el canciller David Choquehuanca "clavó un palo en el piso y demostró que la sombra del sol gira a la izquierda en el Hemisferio Sur".
"Quién dijo que el reloj tiene que girar de ese lado siempre. ¿Por qué siempre tenemos que obedecer, por qué no podemos ser creativos?, declaró Choquehuanca, quien hace algún tiempo, aseguró que las piedras tienen sexo. También recomendó que los escolares deben tomar mate de coca en lugar de leche.
En la reciente Cumbre del Grupo77 + China, el gobierno de Bolivia regaló a centenares de delegados un reloj de mesa con las nuevas características, sobre un mapa de Bolivia que incluía el territorio perdido ante Chile en la guerra de 1879.
El mapa-reloj (que por cierto no incluye el enorme lago Titicaca) provocó una protesta del gobierno chileno. La vitriólica respuesta del presidente Evo Morales fue llamarlos "ignorantes" y les instó a reconocer cuánto es lo que le han "robado" a Bolivia desde aquella fecha.
Los chilenos, viejos adversarios de los bolivianos, son los únicos que repudiaron el reloj, pero por razones geográficas, porque en el resto del mundo las risas y burlas han sido torrentosas.
El ex presidente boliviano, Víctor Hugo Cárdenas, un aymara de pura cepa, consideró que la medida oficialista no es sino "una visión del mundo andino llevada al ridículo para sacar rédito político". Bolivia, país de mayoría indígena, realizará elecciones presidenciales el 12 de octubre.
El "reloj al revés", como ya es conocido, para lo que ha servido es para desenterrar un sinnúmero de estupideces, no sólo de Morales, sino de otros gobernantes de la región que parecen empeñados en marear la perdiz o distraer a sus ciudadanos de cosas más importantes.
Hugo Chávez, en Venezuela, era pródigo en tonterías, no solo cambió el nombre del país, torció el cuello del caballo de su escudo nacional, modificó el uso horario, desenterró al Libertador Simón Bolívar para probar que fue "asesinado", sino que acusó al "maldito imperio" de haber ocasionado el terremoto que asoló Haití el 12 de enero del 2010.
La presidenta argentina, Cristina Kirchner, anunció que la carne de puerco es un afrodisiaco y que es mejor un "asadito de cerdo que tomar Viagra".
En Bolivia hay ya libros con dichos de Morales. A veces uno se pregunta si los "doctorados honoris causa" que le han dado hasta ahora unas 10 universidades se debe a su notables "100 Frases Célebres", como la de asegurar que en Cuba y Puerto Rico los "indígenas se autosuicidaban antes que ser esclavos de los españoles".
O porque asegura que sus abuelos aymaras "lucharon contra las invasiones de los imperios romano, inglés y ahora nos toca luchar contra el imperio norteamericano". O quizás porque afirma que comer pollo conduce a la homosexualidad y que lo mejor para destapar inodoros es la Coca Cola…
Pero lo trágico es que a estos demagogos del Socialismo del Siglo XXI no solo nuestros pueblos les ríen sus estupideces, sino que les creen (¿La hegemonía comunicacional?). Si no es así, ¿por qué, pues, los eligen, los reeligen y los re-reeligen? Cambalache se llama el tango que escribió en 1935 Enrique Santos Discépolo.