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LOS ERRORES SE PAGAN TAMBIEN COMO DELITOS
Por
Hernán Maldonado
Miami – Oscar Eid Franco, el segundo en la jerarquía del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) dejará en pocos días más su celda en la cárcel de San Pedro de La Paz y a nadie debe caberle la menor duda de que el astuto político volverá a ocupar el sitial que dejó hace cuatro años en manos de sus colegas inexpertos. Un 26 de diciembre de hace cuatro años fue encarcelado acusado de concomitancias con el grupo de narcotraficantes encabezado por Isaac "Oso" Chavarría, quien no vivió lo suficiente para aclarar cómo es que fundó y cómo funcionaba y con el apoyo de quiénes su próspero imperio de la droga. En efecto, Eid Franco fue condenado a cuatro años de reclusión en el sonado caso de los "narcovínculos" por testimonios de peces menos gordos que Chavarría. Desde antes y después de la sentencia, Eid Franco proclamó su inocencia a los cuatro vientos. Cuando la Corte del Distrito de La Paz ratificó la sentencia del juez inferior, Eid Franco recurrió de casación ante la Corte Suprema de Justicia y allí su expediente se durmió, luego de quedarse inexplicablemente más de un año en manos del fiscal, en una clara muestra de retartación de justicia, como lo acaba de denunciar la Defensora del Pueblo. A menos de tres semanas de que se produzca su liberación, Eid Franco por fin - tras 11 meses de pedidos en todos los tonos - logró que la Corte Suprema escuche su alegato, el cual es digno de figurar en los anales de la judicatura boliviana por la sustanciosa defensa del derecho a ser oido para pedir justicia. En realidad dos instancias dijeron lo suyo y ya casi es inútil volver a releer el expediente desde fojas cero. Habría que anular todo lo obrado. El tribunal de Sucre se pronunciara a mediados de 1999, en otra "pequeña" muestra de la celeridad con que obra la justicia boliviana. ¿Fue Oscar Eid Franco el chivo expiatorio de su jefe Jaime Paz Zamora, a quien le alcanzó primero el lodo cuando salió a luz el asunto de los narcovínculos? Difícil afirmarlo o negarlo categóricamente. Sólo recordemos que Paz Zamora decidió renunciar a la vida política-partidaria cuando en el parlamento se empezaba a barajar su posible enjuiciamiento, dado que goza de Caso de Corte por su condición de ex jefe de Estado. Más tarde, cuando Eid Franco entró a la cárcel, el ex presidente se olvidó de su retiro y regresó campante a la arena política, aunque para encontrarse con la desagradable noticia de que Estados Unidos le había quitado la visa de ingreso. Y ya se sabemos que, según las leyes estadounidenses, los primeros impedimientos para negarle visa a alguien son sospechas de militancia comunista, fascista, sospechas de nexos con grupos terroristas, delitos vinculados al tráfico de drogas, proxenetismo, etc. El tristemente "Oso" Chavarría, un ex capitán del ejército, podia haber dado mejores luces sobre los narcovínculos, pero un ataque cardiaco puso fin a su vida cuando se hallaba en otra celda de la cárcel de San Pedro. En sus días de gloria, el ex militar tuvo la satisfacción de sacarse fotografías en compañía de altos líderes del MIR, quienes ocupaban sus avionetas para sus campañas políticas. ¿Por qué los inteligentes y agudos miembros del alto mando mirista nunca se preguntaron, y menos sospecharon, cómo es que un ex capitancito del ejército era propietario de esas cuantiosas fortunas que exhibía en sus narices? La respuesta la dio en su momento Paz Zamora y la frase se ha hecho célebre en el país: "Cometí errores pero no delitos". Desde entonces toda barrabasada mirista ahora se encubre con el manto piadoso de los "errores y no delitos", como acaba de ocurrir en unas elecciones internas del partido en La Paz y el Alto, donde el fraude fue tan colosal que alcanzó titulares de primera plana en la prensa nacional. Uno de los candidatos a la secretaría general del MIR en La Paz, Jorge Tórres Obleas, asqueado del fraude, renunció a su postulación. No aguantó que la sinverguenzura fuera disfrazada con la frase de "errores y no delitos", una cantaleta que suena atractiva´para oídos profanos, pero que moral y jurídicamente no sirve, porque de acuerdo a nuestras leyes penales los que cometen errores, también cometen delitos. Un médico que extirpa por error un riñón, en lugar de un apéndice, comete un delito, así de sencillo. ¿O la sociedad le va aceptar que cometió un error y no un delito? |