Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




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Lunes 1 de abril del 2002


LA "MIRISTA" CRISTINA CORRALES

Por Hernán Maldonado


Hace casi tres años, Cristina Corrales, flamante "mirista", dejó su pequeño principado de Radio Fides envuelta en la sábana de la popularidad, que ella misma se tejió como sacerdotisa de la solidaridad, en busca de ser elegida alcaldesa de La Paz y adecentar desde allí la política boliviana.

El director de la emisora, Eduardo Pérez Iribarne, no recibió la noticia con la mejor de sus sonrisas. El cura-periodista estaba por segunda vez ante el caso de un empleado suyo incursionando en la política gracias al hábil manejo de los micrófonos de los jesuitas.

Lo que quedó claro fue que si la "princesa del micrófono" fracasaba en la política tendría que ir a buscarse trabajo en cualquier parte, menos en Radio Fides. Corrales no fue elegida alcaldesa, pero fruto de uno de esos contubernios - a los que execraba como microfonista - fue elegida presidenta del Concejo Municipal.

Corrales, que desde Radio Fides criticaba sin cansancio a los tránsfugas y el exceso de partidos políticos en Bolivia, ayudó a su esposo Gonzalo Ruiz (ex teórico del izquierdista Grupo Octubre y diputado de la populista Condepa) a fundar el Movimiento Bolivariano. La pareja se enamoró del "chavismo" que en ese entonces encandilaba a Venezuela.

Pero Chávez estaba muy lejos y el Movimiento ni siquiera pudo reunir las firmas necesarias para inscribirse como partido en la Corte Nacional Electoral. La sacerdotisa del "juego limpio" presentó libros con nombres de simpatizantes por duplicado o inexistentes. Por eso, tras estrellar la furia de su verbo contra los notables de la Corte, tuvo que alquilarse (sin sonrojarse siquiera) la sigla de V-9 de Abril para viabilizar su candidatura que capitalizó apenas el 6 por ciento de los votos.

A comienzos de este año, cuando había rumores de que la defenestrarían de su cargo, su esposo intentó un insólito juicio para soldarla a su asiento edilicio. El desespero por atarse a un cargo oficial causó más pena que risa, aunque los más generosos lo atribuyeron a una excelsa prueba de amor conyugal.

Difícil establecer si el comandante Hugo Chávez está todavía interesado en el proyecto bolivariano de Corrales. Todavía es más difícil probar si por ese conducto fluyen los petrodólares con los que el mini-partido mantiene su estructura asistencialista y prebendalista.

Hace menos de un mes que Corrales apareció endosando la propuesta de una convocatoria a una Asamblea Constituyente (¿ecos venezolanos?) planteada por el candidato de Libertad y Justicia, Alberto Costa Obregón. Entre ambos prometieron que su idea sería llevada a la práctica a cualquier precio.

Lamentablemente para el ex juez y Corrales la propuesta - que en cierto momento les fue arrebatada por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria - recibió el rechazo de la opinión pública, de la mayoría de los otros partidos políticos y del propio gobierno, porque sencillamente es inconstitucional.

Pero eso de "a cualquier precio" fue tomado a pecho por Corrales que ahora resolvió atarse al carro del MIR abandonando a Costa Obregón. La "mirista Corrales" se presenta como candidata (por si las moscas, dirían los malintencionados) a diputada y senadora por el partido que era blanco de sus críticas en sus tiempos de radialista.

Quizás Corrales recuerda que Radio Fides le cerró las puertas y por eso ahora, sin que le quede nada por dentro, quiere asegurarse por cinco años una pega oficial.

Tan engolosinada está con las "peras del poder" que quiere mantener su condición de candidata y de Presidenta del Concejo al mismo tiempo, por más que la ley establece claramente que debe renunciar con 60 días de anticipación. ¡Ah! También ha cuidado que su esposo sea su candidato suplente a senador y diputado mirista.





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