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LA CIA Y EL CHE GUEVARA
Por
Hernán Maldonado
21 de septiembre de 1997:
18 de septiembre de 1997:
Agosto de 1997:
Mario Riveron emergió de las sombras para recordar este pasado fin de semana cómo la Agencia Central de Inteligencia (CIA) operó en Bolivia en 1967 siguiéndole los pasos a Ernesto Che Guevara y los recuerdos se me atropellaron como si todo hubiera ocurrido ayer nomás y no hace 37 años.
Todavía me pareció escuchar a Carlos Ossio Ameller, entonces reportero de Radio Fides, armándose de serenidad para contarme por teléfono desde Vallegrande cómo vio expuesto el cadaver del guerrillero en la lavandería del pequeño hospital Señor de Malta.
Eran los tiempos en que los periodistas andabamos con la boca seca. No sabíamos si en algún momento a alguien en el ministerio de Gobierno se le ocurriría vincularnos a la guerrilla porque simplemente nos negábamos a admitir que el Che murió en combate, como afirmaba el comunicado oficial.
La forma en que fue asesinado, aunque al Che tampoco le temblaba la mano cuando de asesinar se trataba, nos repugnaba. En la redacción de Radio Fides había que "hilar fino", pero a decir verdad jamás el director, el padre José Gramunt de Moragas, insinuó cómo deberíamos escribir.
Y simplemente escribíamos lo que debíamos, lo que nos dictaba la conciencia, el profesionalismo. Y era un particular placer que el locutor Salim Sauma Patiño leyera el informativo con la entonación o el énfasis que queríamos le diera a las noticias.
Pero bueno, todo eso quedó atrás. Está en ese archivo caótico de los recuerdos de una historia profesional que está por escribirse, pero de una página de nuestra historia nacional que pareciera que, por la importancia del personaje, nunca será arrancada de la enciclopedia mundial.
Riveron y otro agente de la CIA, Félix Ismael Rodríguez, el último hombre con el que se retrató el Che, en una rara comparecencia en la televisión de Estados Unidos, relataron su experiencia. Con algunas excepciones, no dijeron nada más de lo que ya se ha dicho o escrito desde entonces.
Quizás lo único nuevo es que Riveron dijo haber compilado por décadas un archivo minucioso del Che, desde su nacimiento hasta su muerte, en el que aparece que el argentino-cubano jamás se graduó de médico. Retó a que se le demuestre lo contrario.
Reveló también que el coronel Roberto "Toto" Quintanilla y el general Joaquin Zenteno Anaya, asesinados en Hamburgo y Paris, respectivamente, lo fueron por unos comandos dirigidos por Tony de la Guardia, el coronel cubano que hace una década fue fusilado en Cuba junto con el general Arnaldo Ochoa.
Reiteraron que la argentina-alemana Haydee Tamara Bunke (Tania) era una doble agente, "amante del Che Guevara, de varios guerrilleros y del presidente (René) Barrientos Ortuño" y ratificaron su versión de que Castro "entregó" a la CIA al Che Guevara.
Al respecto Riveron dijo que Mario Monje, jefe del Partido Comunista Boliviano, tras fracasar en quitarle el mando de la guerrilla al Che, se fue a Cuba y dos veces habló con Castro antes de irse a radicar a Moscú, cuyo gobierno objetaba la guerrilla y tenía al Che entre ceja y ceja porque éste apaleó meses antes a un embajador soviético en Argelia.
Casi todos los que de una u otra manera se vieron involucrados en la muerte del Che fueron asesinados. Riveron vive en la clandestinidad, lo mismo que Rodríguez, quien dijo que al menos en tres oportunidades trataron de matarlo.
Sin embargo desde que escribió el libro "Guerrero en las Sombras" dando su versión de los últimos momentos del Che, pareciera que sus potenciales asesinos se han convencido de que se portó correctamente con el guerrillero y han cesado de acosarlo. Rodríguez aparece más en público últimamente.
Riveron y Rodríguez dijeron que las instrucciones de la CIA era que se capturara vivo al Che y que hubo malestar cuando se supo que el gobierno de Barrientos decidió matarlo. "Para nosotros un prisionero habla tarde o temprano, un muerto no", dijo Riveron.
Para los dos ex agentes de la CIA el momento crucial fue cuando Regis Debray y Ciro Bustos fueron capturados en Muyupampa en abril de 1967. Bustos dibujó unos bocetos con rostros de los guerrilleros.
"En Bolivia nadie sabía quienes eran, pero en Miami sabíamos a quienes pertenecían esos rostros. Eran de prominentes guerrilleros cubanos y por eso supimos que el Che estaba en Bolivia", dijo Riveron.
Cuando se supo aquello, el coronel "Poppy" Shelton se encargó de organizar una unidad de lucha antiguerrillera y el coronel Quintanilla, "el hombre más brillante de la inteligencia boliviana hizo el resto", dijo Riveron.
Parece que fuera ayer nomás. Todavía me veo en mi pequeño escritorio de redactor-jefe de noticias de las 9 de la noche, "el informativo principal" de Radio Fides de aquellos turbulentos años. Han pasado ya 37 años.
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