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Domingo 2 de octubre del 2005
BOLIVIA, UNA HERIDA EN EL MAPA
Por
Hernán Maldonado
Una somera revisión de los hechos que ocupan estos días las primeras páginas de los diarios nacionales pareciera darle la razón a los que piensan que Bolivia es una herida abierta en el mapa mundial, sin que se vislumbre su mejoria en un plazo mas o menos prudencial.
Ya un organismo especializado de las Naciones Unidas dictaminó el mes pasado que, al paso que va y si no hay mayores sobresaltos, la pobreza en países como Bolivia sería erradicada... dentro de 172 años.
La crisis política se acentuó en los últimos tres años, como si se hubieran agotado las perspectivas del nuevo ciclo democrático apenas inaugurado hace 20 años.
La partidocracia entró en extinción. Desapareció la propuesta política aplastada por el grito de la montonera. Un liderazgo miope e irresponsable cedió espacios a la demagogia callejera y así nos va.
Si uno observa los líos en SEMAPA en Cochabamba, las preguntas obligadas son: ¿Para ésto es que se produjo la "guerra del agua"? ¿Para ésto es que se produjeron esos muertos y esos heridos?
Alvaro García Linera, el ideólogo de la lucha armada que lo llevó a la cárcel junto con Felipe "El Mallcu" Quispe, y que es actual candidato vicepresidencial del MAS, aparece ahora como un evolucionado social demócrata.
Ante la posibilidad cierta de que el MAS llegue al gobierno, García Linera ha reculado en sus posiciones radicales. Ahora nos habla de un "capitalismo andino-amazónico" y hasta de la posibilidad de venderle gas a Chile, cuando hasta ayer nomás su partido, a un saldo de casi un centenar de muertos, se opuso a esa tendencia en la mal llamada "guerra del gas".
García Linera, fue desautorizado por el comando del MAS que, sin embargo, no hace lo mismo con su jefe Evo Morales, quien siguiendo la "nueva" tendencia sugerida por el ex guerrillero se presentó con éxito en España, Francia y Bélgica con un discurso moderado y profusamente comentado.
Pero al margen de lo que ocurre en el partido, que podría considerarse emergente en la política boliviana, en el parlamento no hay acuerdo para poner el "ejecútese" al fallo del Tribunal Constitucional que ordenó una recomposición de las asignaciones parlamentarias territoriales, tomando en cuenta el censo del 2001.
En verdad no hay nada qué discutir. La Constitución y la lógica determinan cómo debe ser la representación parlamentaria y el ponerla largas al asunto no es sino un manoseo descarado de los actuales diputados para extender su mandato, postergar las elecciones o quién sabe qué.
El actual presidente interino Eduardo Rodríguez ha dicho que no prorrogará su permanencia en el cargo más allá de lo que determina la ley. Si esto es verdad, el actual parlamento hará bien en quemar etapas porque de lo contrario el caos se cierne sobre el país.
Pero aún en el supuesto de que se llegue a un arreglo y se realicen las elecciones en diciembre, el resultado de las mismas no garantizará nada por la casi certidumbre de que el nuevo presidente saldrá de una nueva componenda congresal.
Quizás por eso es que el ex embajador de Estados Unidos en Bolivia, Manuel Rocha, me dijo la semana pasada: "Estamos muy lejos de ver el momento en que se solucionen los conflictos que ya llevan años en Bolivia" (Ver entrevista completa en Correo del Sur, edición del 30 de septiembre).
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