Tierra Lejana-- Página de Hernán Maldonado




Regreso al comienzo




Gracias por
firmar el libro
de visitas




Artículo
anterior






Foro




Libros




CHAT ROOM
Tema Libre

Miércoles 29 de marzo del 2006

(Recuerdos de viaje)

TARIJA, LA CAPITAL DE LA SONRISA

Por Hernán Maldonado

Recuerdos de viaje
La Paz y la cultura del bloqueo
Copacabana: Abundante cosecha
Una joyita llamada Potosi
Uyuni y su mar de sal
Sucre la señorial
Cochamba, tierra que nadie iguala
Evo "globeado" en Oruro
Los Yungas de los cocales
Tarija, la Capital de la Sonrisa

No se equivocó quien apodó a Tarija como la Capital de la Sonrisa. Allí siempre parece haber razones para ella. La ciudad a orillas del Guadalquivir es un remanso de paz y la vida parece discurrir sin grandes preocupaciones... al menos por ahora.

Siento curiosidad por saber porqué perdió en las elecciones prefecturales el líder mirista, mimado hijo chapaco. "Cómo no iba a perder, pues, si tenía como lema de campaña: Con Jaime Paz trabajo para todos", me dice mi interlocutor con sonrisa burlona. Me acuerdo de los chistes sobre los tarijeños supuestamente poco proclives al trabajo.

"Nos gustan los turistas porque llegan y se van", afirma un coronel retirado de la policía en la bonita y limpiecita plaza Luis de Fuentes. En el café-bar El Gatopardo converge diariamente la flor y nata de la ciudad. Todos parecen conocer a todos.

La reciente entrada del carnaval andino le ha mostrado a los tarijeños que no sólo turistas llegan ahora a la ciudad. Los "andinos" han empezado a poblar barrios en el camino a la campiña de Tomatitas. La explotación del gas es el imán.

Lo que era la Avenida de las Américas es una alameda hermosa llamada ahora Víctor Paz Estenssoro. Esa otra "fama" de que los tarijeños son remolones, es desmentido por sus taxistas. En ninguna otra ciudad de Bolivia se corre tanto como en Tarija.

La ciudad cuenta con hoteleria de primera. En el Viña del Sur, por 35 dólares diarios, disfruté de la atención de un hotel de cinco estrellas, con desayuno pantagruélico, piscina, telefonía local, sauna, sala de ejercicios, internet, incluidos. Pero lo mejor de todo fue la amabilidad y sonrisa permanente de su personal. Me sentia abrumado cada vez que un botones me abría la puerta del teletaxi.

Mi propósito principal fue saludar a mi viejo amigo Mario Lema Prieto, ex capitán de navío, que fue mi subteniente en el Regimiento Ayacucho hace casi medio siglo y al que no veía desde hace poco más de 36 años, pese a que siempre mantuvimos correspondencia.

Volví a encontrarme con su esposa Martha y departí por algunas horas con Marito, el hijo mayor de la pareja, al que conocí recién nacido en Corocoro en 1960. Una incapacidad que dos operaciones cerebrales no han podido resolver no es impedimento para que Marito sea desde hace años el artífice de "La Noche del Humor Chapaco". Ahora mismo acaba de recibir una invitación del Consejo de la Cultura para que participe en el "Festival Abril en Tarija" para hacer reir a los niños y grandes con sus cuentos.

Mario me puso al día de su vida militar hasta su retiro. Los destinos que le asignaron después de Corocoro eran como para que se buscase otra profesión, sobretodo porque arrastraba consigo a lugares inhóspitos a su mujer y sus pequeños hijos. Creo que sólo el profundo amor recíproco mantuvo incólume ese hogar.

Cuando estaba de comandante en Roboré fue testigo de un diálogo por teléfono entre el dictador Luis García Meza y su ministro del Interior Luis Arce Gómez. Me propongo divulgarlo en otra crónica.

En Tarija también me reuní con Juan Carlos Lema Prieto, ex capitán de navío como su hermano, y al que conocí muy fugazmente cuando en Cochabamba el 2001 era el comandante de la Transnaval, poco antes de ir como agregado naval de Bolivia en Paraguay. Juan Carlos alista una exposición de centenares de fotografías de la Guerra del Chaco, que sus amigos paraguayos le permitieron copiar y que nunca han sido vistas en Bolivia.

Aún con el tiempo apretado, los Lema Prieto se esmeraron por mostrarme la pujante ciudad y sus alrededores y hasta nos dimos un salto al valle de la Concepción donde madura la uva para esos vinos que han dado renombre a Tarija. ¿Estará allí la razón de esa felicidad que hallé a mi paso por la última etapa de mi reciente gira por Bolivia?

(Fin de la serie)





!-- Piwik -->