¡QUE RUEDE LA PELOTA!

Por Hernán Maldonado

Realmente me contenta. No esperaba otra cosa. El "primer futbolista nacional" estará junto a sus muchachos, alentándolos. El presidente Evo Morales estará en el partido inaugural de la Copa América. No podía faltar a la gran cita del fútbol regional el único mandatario del mundo que parece preferir una cancha al despacho oficial.

No dudo que su presencia avivará las aspiraciones de la "Diablada Verde" de dar la gran sorpresa, según declaró Morales a Fox Sports, frustrándoles a los argentinos las inmensas ganas de borrar sin un ápice de duda la dolorosa humillación que significó caer en La Paz hace dos años por 6-1.

Pero, ¿hay razones para el optimismo? No lo creo. Admito que en esta materia soy un aguafiestas. Me llevan a este convencimiento el desorden que a nivel directivo se debate el fútbol boliviano, su pobreza técnica, su falta de convocatoria a nivel internacional, la ausencia de nuevos valores, la desatención a las divisiones inferiores. Pare de contar.

Leo en la prensa nacional que alguien opina que "podemos caer ante Argentina, pero a Colombia le ganaremos. Siempre lo hemos hecho". El entrenador Gustavo Quinteros ha abierto un enorme paraguas ante un eventual fracaso culpándole al clima, la tardía convocatoria de jugadores, la falta de rivales, etc, y cree que con cuatro puntos se puede clasificar. Léase: Perder con Argentina, empatar con Colombia y ganarle a Costa Rica.

¿Quinteros se habrá enterado que 14 colombianos juegan en equipos extranjeros, la mayoria europeos? ¿Sería una hazaña pasar a la siguiente ronda ganándole a los muchachos de la Sub22 de Costa Rica? Pero si este lunes no pudieron ganarle a los juveniles de México...

Pero bueno. Dejemos que los resultados hablen, pero a mi que no me vengan con esa cantaleta de que la Copa América es el comienzo de la preparación del equipo para las eliminatorias de la Copa Mundial Brasil-2014. Ese es un cuento viejo que lo escuché muchas veces y con el mismo frustrante resultado.

En la Copa América afloran tradicionalmente los nacionalismos. Se me ocurre un apunte. El sábado pasado jugaron la final de la Copa de Oro México (4) y Estados Unidos (2) en Pasadena, California. De las 90.000 personas en las graderias, 75.000 eran mexicanos. ¿Alguien reclamó porque los estadounidenses jugaron como visitantes?

Podría en algún país latinoamericano jugar el equipo local ante un público mayoritariamente hostil ¿y no pasar nada?

¡Qué ruede la pelota!