¿Y como para cuándo los otros juicios?
Por Hernán Maldonado (*)
El régimen cocalero se frota las manos porque finalmente SUS jueces juzgarán a la expresidente Jeanine Añez por supuestos delitos cometidos en su gestión de 11 meses. Son supuestos, porque no hay nada claro que los haya cometido.
Detrás del juzgamiento está el afán de venganza de Evo Morales que aquél noviembre de 2019 se le estropeó su estratagema de fraguar un golpe de Estado, para volver a los pocos días (Como ocurrió aquél abril del 2002 en Venezuela con el militarote Hugo Chávez Frías).
Todo el mundo vió a Morales renunciar por cadena de radio y TV y después huir despavorito, asustado hasta las lágrimas, desde su reducto en el Chapare, envuelto en una bandera mexicana dentro del avión que le facilitó su compinche Manuel Andrés López Obrador. En pocas palabras, NO HUBO golpe de Estado, como ahora afirma él y su coro de chupatetillas (Término que usa para describir a sus secuaces).
El juicio a Añez no es, pues, sino una pantomima absurda. Es una artera venganza disfrazada de “justicia”.
Los verdaderos juicios son los que esperan realizarse contra el cocalero por alrededor de 100 muertos en su gobierno de 14 años en La Calancha, El Porvenir, Hotel las Américas, Cochabamba (Joven Urresti), Caranavi, Panduro, Montero…
Aunque un zurdito argentino nombrado por UNASUR determinó que no hubo masacre en El Porvenir, todos saben que la matanza en El Porvenir fue una criminal manipulación del régimen para empezar a desbaratar (como lo logró) la colosal oposición en los departamentos de la Media Luna: Pando, Beni, Cochabamba, Chuquisaca y Tarija.
Lo de Santa Cruz requirió un esfuerzo adicional y casi lo concreta (aunque logró neutralizar a su gobernador Rubén Costas y no encarcelarlo o perseguirlo como a sus otros colegas).
La maquinación fue de película, pero para hacer el cuento corto, recordemos que el 14 de abril de 2009 hubo un atentado terrorista en el domicilio del Cardenal Julio Terrazas y 2 días después se produjo la masacre en el Hotel Las Américas de unos mercenarios extranjeros que, por todos los indicios, fueron engañados por el G2 cubano a favor del régimen.
Como le es habitual, cuando las papas queman para decir que “yo no sabìa o no puedo entender”, Morales viajó esa madrugada a Caracas., desde donde, extrañamente en él, reveló a las pocas horas de la masacre, que había frustrado un magnicidio.
Tres de los extranjeros fueron muertos en sus camas del hotel y otros dos sobrevivieron. Tan burdo fue el montaje que en una de las fotos se ve al Eduardo Rocza Flores en paños menores y… con armas a su lado, obviamente colocadas allí a propósito.
La zaga de este asesinato masivo es digno de una novela. Varios de los protagonistas, entre los asaltantes, ya están muertos, inclusive Ignacio Villa Vargas “El viejo”, que más tarde se desdijo y subrayó que se trataba de un complot para inculpar a políticos y empresarios cruceños.
El hecho le sirvió al gobierno para mantener a raya a la oposición en Santa Cruz, obligó a cientos al exilio, muchos fueron encarcelados y fue llevado a juicio hasta al héroe nacional Gral Gary Prado Salmón, quien capturó al Che Guevara, invasor de Bolivia. El militar en 10 años de juicio (sin dictarse nunca sentencia) era llevado a las audiencias en camilla por ser parapléjico.
El y los culpables de estos asesinatos siguen impunes. Para ellos no hay juicios…
Perdón. Si los hay, pero ante la Corte Penal Internacional por demanda presentada por la familia del irlandés Michel Dwyer, quien, según autopsia por especialistas de su país, fue ejecutado cuando estaba sentado de un balazo en el corazón y no en un enfrentamiento, como quiere hacer creer hasta hoy el régimen cocalero.
Amanecerá y veremos.
(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald, Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.