Una directora de diario vuelve a calle
Por Hernán Maldonado (*)
En Bolivia, el único diario que se ocupa predominantemente de la diáspora venezolana es Página Siete, pero lo más notable es que su directora tome su libreta de apuntes, salga a la calle y como una reportera más escriba una hermosa nota.
Eso nunca se vió en Bolivia, pero es lo que ocurrió con Isabel Mercado, quien volvió a los tiempos en que “pateaba calle”, como dicen los venezolanos, en busca de la “pepa” (primicia) y nos regaló el pasado fin de semana una exclusiva de su marca.
https://www.paginasiete.bo/sociedad/202 ... Gzz7mtLTR8
Cuando empecé hace 65 años en este “hermoso oficio”, (Gabriel García Marquez, dixit) el director de El Diario era don Manuel Corujo, un español que llegaba a las 5 de la tarde al viejo edificio de la calle Loayza y se encerraba en su despacho para “cranear” su editorial, abriendo voluminosos libros de la Enciclopedia Espasa. Nunca, que yo recuerde, se mezclaba con la “plebe”. Solo de cuando en cuando llamaba a su despacho al jefe de redacción, Pablito Arrieta, o al de informaciones, Alberto Zuazo Nathes. Los demás solíamos verlo através de los enormes ventanales de vidrio de su oficina.
Fue muy diferente con Huáscar Cajías, director de Presencia, cuando el semanario se convirtió en diario en 1958. Todos los escritorios de todas las secciones y hasta del director estaban en un enorme salón del último piso del edificio Murillo Bross, en la Av. Frias. Siempre muy serio, departía amablemente con todos los periodistas, en medio de una neblina por el humo de los cigarrillos.
En La Tarde, allá por 1960, el director era don Nazario Pardo Valle. Aunque toda la redacción estaba en un solo piso (el edificio, ahora derrumbado, estaba frente a la Posta Municipal). El escritor paceño mantenía distancia con el personal y su único hombre de confianza era el jefe de redacción, José Manuel Pando, un periodista que siempre admiré, por lo polifacético, podía escribir en un santiamén un obituario, una crónica deportiva, un editorial o reescribirle sus crónicas a todos los reporteros.
En La Prensa, de efímera duración, el director era un señor Murillo (dueño del edificio donde funcionaria años después Presencia). Muy amable y gentil, se reunía todas las tardes con la plana mayor integrada por Jaime Humérez, Alfonso Prudencio Claure (Paulovich), Victor Ganier, Remo di Natale y Vicente Mendoza Nava. Un día, afanosos por subir las ventas, el diario publicó algo que disgustó al gobierno y todos fueron a parar al Control Político. Pocas semanas después murió el diario.
En Venezuela, alguien que hizo algo parecido a Isabel, en 1973, fue el gran Miguel Otero Silva, pero sin salir a la calle. Un día, siendo el director de El Nacional, nos sorprendió con una serie de siete notas suyas, abordando temas políticos, sociales, culturales, policiales y deportivos…
Pero creo que Isabel Mercado es única al salir a la calle a reportear, lo que siempre le gustó, según confiesa en esa sensible nota dedicada a los venezolanos que deambulan en Bolivia y que son una mínima parte de los 5.5 millones que han salido de Venezuela huyendo del hambre y la persecución del régimen narco-castro-chavista.
Venezuela democrática fue muy generosa en los años 70 cuando acogió a centenares de exiliados bolivianos, empezando por el ex presidente Hernán Siles Zuazo y a unas dos docenas de periodistas, entre ellos Pablito Arrieta, expulsado del país sin tener arte ni parte en la política.
En los últimos tiempos, según denuncia del periodista Daniel Lara Farías desde Alemania, la embajada de Venezuela en La Paz se volvió una caja de grillos. Informó que sus ocupantes hasta vendieron muebles para pagarse sus sueldos. Hace un par de semanas, el presidente (e) Juan Guaidó nombró a un jovenzuelo inexperto como embajador .
Así las cosas, estoy seguro del inmenso valor que tiene la nota de Isabel como apoyo moral a los venezolanos que están en Bolivia. Por lo menos muchísimos bolivianos los verán con otros ojos a estos valientes, una buena parte de ellos, que han llegado a nuestro suelo caminando desde las ardientes sabanas del Orinoco. ¡Gracias Isabel!
(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia