Venezuela: Entre la verdad y la mentira
Por Hernán Maldonado
El fin de la tiranía castrochavista en Venezuela está a la vuelta de la esquina, al punto que Nicolás Maduro está negociando su salida tratando de negociar su impunidad.
Esta la conclusión que uno saca si se sintetiza lo que difunden estos días reputados periodistas venezolanos desde dentro y fuera de Venezuela.
Los venezolanos están convocados a las urnas el 28 de julio y en la calle se siente palpablemente un deseo de cambio. 25 años de un populismo demagógico que ha hundido al país en la más espantosa miseria, es ya demasiado.
El régimen pone toda clase de trabas a la oposición. Inhabilitó la candidatura de María Corina Machado, elegida por el 93.5% de los votos en unas primarias. Hizo lo mismo con Corina Yuris, que la reemplazaba.
Pese a todo, la oposición democrática eligió como su único abanderado a Edmundo González Urrutia, un ex diplomático que es aupado en las calles por la propia María Corina.
Gigantescas movilizaciones hasta en pequeños pueblos son muestra de la ansiedad de los venezolanos por un cambio. Contrariamente, las manifestaciones callejeras del oficialismo son escuálidas, pese a la obligatoriedad de asistencia que pesa sobre empleados públicos.
Para los observadores internacionales, el pueblo, a 58 dias de los comicios, ya ha votado… Parecen confirmarlo encuestas serias que dan a González una ventaja de más de 60% de votos contra el 23% de Nicolás Maduro.
El régimen ensayó tímidamente inventar un conflicto internacional (A lo Galtieri en Argentina, con las Malvinas) con Guyana, amenazando con recuperar el territorio Esequibo. Estados Unidos le disuadió veladamente y se sabe que tampoco cuadros militares apoyaban la suicida idea.
Lo peor para la tiranía provino de sus aliados ideológicos Colombia y Brasil, que se pronunciaron por elecciones libres, cuando Maduro amenazó con cancelar o postergar los comicios arguyendo el eventual conflicto con Guyana.
Diosdado Cabello, el segundo hombre más poderoso de la tiranía, aparentemente es el más reacio a cualquier acuerdo con la oposición y quiere que el castrochavismo, con o sin elecciones, gobierne Venezuela hasta el fin de los tiempos.
Cabello es el que encabeza las marchas callejeras, pero en lugar de favorecer a Maduro, lo perjudica, como se vio en Carora, donde María Corina reunió un mar de gentes, mientras en la misma ciudad no pasaban de 600 los asistentes a la convocatoria oficialista…
El régimen le prohíbe a María Corina uso de aviones para viajar por el país, pero la valerosa mujer se desplaza en motocicletas, a pie… Esta semana le prohibieron usar un yate para cruzar el rio Amazonas. La opositora lo hizo en una precaria curiara… Fue aclamada por las multitudes.
La intimidación a quienes apoyan a María Corina es de todo signo. Son clausurados los hoteles en los que se aloja y hasta los restaurantes donde ella y su comitiva ser sirven alimentos. La brutalidad castrochavista no conoce límites.
Los periodistas Leopoldo Castillo, Miguel Angel Rodriguez y Jessica Vallenilla, con enorme audiencia y generalmente bien informados, sostienen que al influjo del canciller colombiano, Maduro está accediendo a conversar con Washington para establecer las condiciones de su salida ante su eventual derrota electoral. (La justicia estadounidense le puso precio a su cabeza).
Sostienen que esa la razón por la que cada vez están siendo aislados de las decisiones gubernamentales Cabello y sus compinches, quienes se niegan a dejar el gobierno bajo ninguna circunstancia.
La oposición, con sus grandes movilizaciones, lo que ha logrado hasta ahora es demostrar que no tolerará más burlas o marramucias políticas y está detrás de María Corina, como ella misma ha prometido, “¡hasta el final!”
Lo único que no está claro es en qué posición está el tercer hombre de la revolución chavista, el poderoso ministro de la Defensa, Gral. Vladimir Padrino, quien debería ser reemplazado (su periodo se ha vencido hace años) dentro de 35 días…
Amanecerá y veremos.