Venezuela: Sonado triunfo en Barinas
Por Hernán Maldonado (*)
La oposición logró ayer un sonado triunfo en las elecciones para gobernador de Barinas, por una diferencia de casi 15 puntos porcentuales. “Mucho camisón para Petra”, diría una venezolana antañona.
En Barinas “comenzó el chavismo y en Barinas encuentra su tumba”, dijo alborozado Juan Guaidó, el presidente encargado, reconocido por 60 países, pero que no ejerce el cargo.
Yo no me alegraría mucho (Aunque muchos de mis lectores me digan que soy un pesimista empedernido).
Otros “opositores” me enrostran mi pesimismo y aseguran: Barinas demostró que se puede derrotar al chavismo en elecciones… Yo diría, como la dama que mencioné: Ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no alumbre…
Parto diciendo que el triunfo en Barinas es simbólico, moral, porque ese estado llanero estuvo gobernado desde 1998 por el padre del dictador Hugo Chávez Frías y dos de sus hermanos, Adán y Argenis.
Los Chávez hicieron de Barinas su feudo particular y a pesar de los ingentes presupuestos que manejaron no mostraron progreso alguno en la región, sumida en la más espantosa miseria, sin agua potable, electricidad, medicinas, gas doméstico, gasolina, etc.
Por eso causaba enorme disgusto la campaña del candidato oficialista Jorge Arreaza, ex yerno del sátrapa, de que si era elegido solucionaria todos los problemas que en más de dos décadas y con dineros abundantes no pudieron hacerlo los Chávez.
El oficialismo militarizó Barinas, trajo votantes de otros estados, regaló electrodomésticos, repartió dinero, censuró medios para que no hablara el candidato opositor Sergio Garrido, cambió normas electorales… Nada le funcionó.
El 21 de noviembre el vencedor fue Freddy Superlano, cuando éste ganaba en los escrutinios por un punto porcentual, un militarote chavista se apoderó de las actas e hizo anular la elección aduciendo que Superlano estaba inhabilitado legalmente. Por eso se repitieron las elecciones ayer y mucho peor le fue al oficialismo.
Ni siquiera le servió que alentara la división del voto opositor respaldando la candidatura de Claudio Fermin, un chavista embozado que juega a ser opositor, El pobre diablo, otrora una esperanza política, apenas alcanzó 1.5% de la votación.
Lo único plausible fue que en 23 años, por primera vez un candidato chavista admite su derrota aún antes de que el TSE diera los resultados.
Al comienzo les decía que yo no me alegraba tanto y es porque creo conocer las entrañas del monstruo y su principal digitador, el G2 cubano.
El 2009, los 5 millones de caraqueños eligieron como a su gobernador-alcalde al opositor Antonio Ledezma. El dictador Chávez nombró a Jacqueline Farias como una superalcaldesa con más poderes, dejando a Ledezma como florero chino.
¿Fue una excepción? ¡Pamplinas! Lo mismo hizo Nicolás Maduro tras las elecciones regionales del 2017 (Por ejemplo, nombró a Freddy Bernal, un ex policía matón, como “protector” del estado de Táchira, con mas poder, recursos y autoridad que la gobernadora opositora Lady Gómez).
Por si fuera poco, la dictadura chavista designa a militares para encabezar regiones del país, con autoridad ilimitada. (Como vimos en Barinas, el 21N, cuando un general se apoderó de las actas de votación y logró anular las elecciones).
Y a los que gritan ahora que al chavismo ¡si, se puede derrotar en elecciones!, yo les recordaría las marramucias del G2. Quizás todo fue orquestado para que el mundo viera hoy que hay democracia en Venezuela…
¿Creen, acaso, que alguien que irá a la cárcel o será muerto va a soltar el poder que lo protege de esos peligros? ¡Pamplinas! Sobre las cabezas de una veintena de capos chavistas, empezando por Maduro, la justicia de Estados Unidos ofrece recompensa de hasta 100 millones de dólares. ¿Lo han olvidado?
Amanecerá y veremos.
(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.