Bolivia: La burocracia socialista
Publicado: Dom Mar 24, 2024 3:04 pm
La burocracia socialista
Por Hernán Maldonado
El Dr. Víctor Paz Estenssoro hablaba de “las peras” del poder, al referirse a las ambiciones que a miles motiva la lucha política.
El auge económico circunstancial en muchos países de la América Morena (como le gustaba describir el colega y amigo Dr. Remberto Echaverria Pozo) hizo que esas ambiciones crecieran desmedidamente.
Recuerdo que en la Venezuela-saudita de los años 70, la burocracia aumentó de tal manera, que en muchas oficinas ocupaba el escritorio el que primero llegaba en las mañanas…
Peor todavía, en la cancillería, pusieron empleados en los pasillos, detrás de un precario escritorio, delante de las puertas de entrada de cada oficina. El encargado tenía por única función preguntar a quién buscaba el visitante.
Era y es una manera de inflar la nómina de empleados públicos y de adherentes al partido de gobierno en funciones.
En Bolivia, en la época de las “vacas gordas”, que le tocó disfrutar al MAS, los empleados estatales pasaron de 235.000 a 550.000 actuales, que se comen virtualmente el presupuesto.
En Argentina, el nuevo gobierno de Javier Milei está despidiendo a miles de ociosos kirchneristas, planeros (que viven de los planes sociales), vagos, sindicaleros malvivientes, periodistas venales y artistas patrocinados por gobernaciones y alcaldías.
¿Solo allí? ¡NO! Se descubrió que senadores contrataban “asesores” sin oficio ni beneficio. Uno de ellos, tenia hasta 40 y el que menos usaba 7. Esta semana se descubrió que una flamante senadora por Jujuy, del partido de Milei, contrató a 11 familiares suyos como asesores. Milei reaccionó furioso y le exigió que desista.
¡Ojala! que en Bolivia se hiciera lo mismo. Lo que pasa es que, por la “inclusión social” en el aparato estatal, se designa a soberanos incapaces e ignorantes como ministros, senadores y diputados y éstos, ni cortos ni perezosos, se hacen asesorar por abogados y otros profesionales y he ahí el porqué de la crecida nómina estatal.
Esos “asesores” forman así parte del ejército de “burócratas insensibles y satisfechos” (como los calificaba don Juan Lechin Oquendo) que aparecen llenando los desfiles, marchas y concentraciones del oficialismo, como si verdaderamente el cacique de turno tuviera pueblo.
¡Se cansa uno!
Por Hernán Maldonado
El Dr. Víctor Paz Estenssoro hablaba de “las peras” del poder, al referirse a las ambiciones que a miles motiva la lucha política.
El auge económico circunstancial en muchos países de la América Morena (como le gustaba describir el colega y amigo Dr. Remberto Echaverria Pozo) hizo que esas ambiciones crecieran desmedidamente.
Recuerdo que en la Venezuela-saudita de los años 70, la burocracia aumentó de tal manera, que en muchas oficinas ocupaba el escritorio el que primero llegaba en las mañanas…
Peor todavía, en la cancillería, pusieron empleados en los pasillos, detrás de un precario escritorio, delante de las puertas de entrada de cada oficina. El encargado tenía por única función preguntar a quién buscaba el visitante.
Era y es una manera de inflar la nómina de empleados públicos y de adherentes al partido de gobierno en funciones.
En Bolivia, en la época de las “vacas gordas”, que le tocó disfrutar al MAS, los empleados estatales pasaron de 235.000 a 550.000 actuales, que se comen virtualmente el presupuesto.
En Argentina, el nuevo gobierno de Javier Milei está despidiendo a miles de ociosos kirchneristas, planeros (que viven de los planes sociales), vagos, sindicaleros malvivientes, periodistas venales y artistas patrocinados por gobernaciones y alcaldías.
¿Solo allí? ¡NO! Se descubrió que senadores contrataban “asesores” sin oficio ni beneficio. Uno de ellos, tenia hasta 40 y el que menos usaba 7. Esta semana se descubrió que una flamante senadora por Jujuy, del partido de Milei, contrató a 11 familiares suyos como asesores. Milei reaccionó furioso y le exigió que desista.
¡Ojala! que en Bolivia se hiciera lo mismo. Lo que pasa es que, por la “inclusión social” en el aparato estatal, se designa a soberanos incapaces e ignorantes como ministros, senadores y diputados y éstos, ni cortos ni perezosos, se hacen asesorar por abogados y otros profesionales y he ahí el porqué de la crecida nómina estatal.
Esos “asesores” forman así parte del ejército de “burócratas insensibles y satisfechos” (como los calificaba don Juan Lechin Oquendo) que aparecen llenando los desfiles, marchas y concentraciones del oficialismo, como si verdaderamente el cacique de turno tuviera pueblo.
¡Se cansa uno!