60 yapas para la memoria
Publicado: Lun Nov 13, 2023 9:03 am
60 yapas para la memoria
Por Hernán Maldonado (*)
Este el título del libro escrito por Fátima López Burgos, que amablemente me ha hecho llegar hasta Miami. Se trata de un compilado de “crónicas periodísticas chapacas”, como ella lo subtitula.
Yapa, o ñapa, según el diccionario de americanismos, se refiere a “un obsequio de poca monta” y en el lenguaje coloquial de gran parte del subcontinente, es el añadido que un vendedor le entrega a su cliente.
En Bolivia es casi una tradición especialmente en los mercados. Al comprar una libra de habas, por ejemplo, la compradora le dice a su caserita: Dame la yapita. La vendedora le añade un puñado. También es usual que la vendedora diga: Comprame, pues, casera. Yapado te voy a dar…
Fátima usa la expresión, como una yapa a las centenares de columnas que nos ha obsequiado en décadas de excelente periodismo desde que salió de su acogedora Tarija natal (increíble que haya trabajado tantos años en emisoras mineras enclavadas en el inhóspito andino boliviano).
Abre su libro con un somero homenaje al ex presidente Victor Paz Estenssoro, el tarijeño inmortal, “el hombre que venció al tiempo y se hizo historia”.
A propósito, en muchas de sus crónicas, aparecen frases ingeniosas, como de aquel chapaco que “aprieta el limón en las heridas de los corruptos) como si se tratara de preparar un sábalo”.
En otras ocasiones tuve que acudir al diccionario para enterarme que la aloja es un refresco tarijeño, que en mi niñez en La Paz conocía como “chicha de maní”.
Me retrotrajo a mi infancia al detallar los juegos infantiles, con sus respectivos nombres, que hoy virtualmente han desaparecido porque los niños y adolescentes andan pegados a sus laptops o sus celulares, prefiriendo el individualismo a la fructífera relación social colectiva.
En su recorrido por la ciudad, sus costumbres, los paisajes de la campiña tarijeña, sus fiestas patronales, sus bocadillos (como el rosquete glaseado (muy español y que yo creía que era de origen potosino), sus personajes pintorescos, etc. pienso que debí conocer mas a fondo Tarija.
Hace casi 20 años que fui por un par de días, solo para visitar a mi amigo, el capitán de fragata Mario Lema Prieto, que fue mi teniente cuando hice mi servicio militar. Mario (+) tenía un gran sentido del humor al referir cuentos chapacos, especialmente aquellos que mencionan que los tarijeños “son lentos hasta en el hablar”.
(A propósito recordaba que en 1967, cuando se supo que una guerrilla operaba en Ñancahuazú, “la gente lo negaba diciendo que eran tarijeños que recién salían de la Guerra del Chaco”.)
Fátima cierra su libro precisamente aludiendo al “humor chapaco” que estima podría ser “otro producto de exportación de Tarija”.
“No en vano durante la presidencia de Jaime Paz Zamora, en tono de broma se cuestionaba que un chapaco sea ministro de trabajo, o que uno de los principales medios de transporte llevara el nombre de “La Veloz del Sur” y, para rematar, nuestro equipo de fútbol se denominara Ciclón”.
Primera vez en mi vida que terminé de leer un libro revolcándome de la risa. Gracias Fátima. QDTB.
Noviembre, 2023
(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.
Por Hernán Maldonado (*)
Este el título del libro escrito por Fátima López Burgos, que amablemente me ha hecho llegar hasta Miami. Se trata de un compilado de “crónicas periodísticas chapacas”, como ella lo subtitula.
Yapa, o ñapa, según el diccionario de americanismos, se refiere a “un obsequio de poca monta” y en el lenguaje coloquial de gran parte del subcontinente, es el añadido que un vendedor le entrega a su cliente.
En Bolivia es casi una tradición especialmente en los mercados. Al comprar una libra de habas, por ejemplo, la compradora le dice a su caserita: Dame la yapita. La vendedora le añade un puñado. También es usual que la vendedora diga: Comprame, pues, casera. Yapado te voy a dar…
Fátima usa la expresión, como una yapa a las centenares de columnas que nos ha obsequiado en décadas de excelente periodismo desde que salió de su acogedora Tarija natal (increíble que haya trabajado tantos años en emisoras mineras enclavadas en el inhóspito andino boliviano).
Abre su libro con un somero homenaje al ex presidente Victor Paz Estenssoro, el tarijeño inmortal, “el hombre que venció al tiempo y se hizo historia”.
A propósito, en muchas de sus crónicas, aparecen frases ingeniosas, como de aquel chapaco que “aprieta el limón en las heridas de los corruptos) como si se tratara de preparar un sábalo”.
En otras ocasiones tuve que acudir al diccionario para enterarme que la aloja es un refresco tarijeño, que en mi niñez en La Paz conocía como “chicha de maní”.
Me retrotrajo a mi infancia al detallar los juegos infantiles, con sus respectivos nombres, que hoy virtualmente han desaparecido porque los niños y adolescentes andan pegados a sus laptops o sus celulares, prefiriendo el individualismo a la fructífera relación social colectiva.
En su recorrido por la ciudad, sus costumbres, los paisajes de la campiña tarijeña, sus fiestas patronales, sus bocadillos (como el rosquete glaseado (muy español y que yo creía que era de origen potosino), sus personajes pintorescos, etc. pienso que debí conocer mas a fondo Tarija.
Hace casi 20 años que fui por un par de días, solo para visitar a mi amigo, el capitán de fragata Mario Lema Prieto, que fue mi teniente cuando hice mi servicio militar. Mario (+) tenía un gran sentido del humor al referir cuentos chapacos, especialmente aquellos que mencionan que los tarijeños “son lentos hasta en el hablar”.
(A propósito recordaba que en 1967, cuando se supo que una guerrilla operaba en Ñancahuazú, “la gente lo negaba diciendo que eran tarijeños que recién salían de la Guerra del Chaco”.)
Fátima cierra su libro precisamente aludiendo al “humor chapaco” que estima podría ser “otro producto de exportación de Tarija”.
“No en vano durante la presidencia de Jaime Paz Zamora, en tono de broma se cuestionaba que un chapaco sea ministro de trabajo, o que uno de los principales medios de transporte llevara el nombre de “La Veloz del Sur” y, para rematar, nuestro equipo de fútbol se denominara Ciclón”.
Primera vez en mi vida que terminé de leer un libro revolcándome de la risa. Gracias Fátima. QDTB.
Noviembre, 2023
(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.