Nada de lo que pasa… Militares
Por Hernán Maldonado
Es la transnacional del crimen. Nada de lo que pasó o pasa en Cuba, ha dejado de pasar o pasa en los satélites del castrismo.
Las clases políticas “opositoras” (la entrecomillo a propósito) se dejan llevar por la desinformación o la negligencia para investigar y se sorprenden cuando ven que en sus países pasa algo que ya pasó en Cuba, hace añales.
En Venezuela, el castrismo se adueñó del país fácilmente porque el felón Hugo Chavez Frías le entregó hasta su vida al castrismo. Tan devoto fue en copiar sus métodos que hasta hoy en el resto del mundo se denomina esa manera de accionar como castrochavismo.
Chávez lo bautizó como Socialismo del Siglo XXI, algo que nunca explicó en qué consiste, pero que practicó profusamente para degradar al máximo a su país, con la teoría repetida por Daniel Ortega en Nicaragua, Evo Morales en Bolivia, por Rafael Correa en Ecuador, Gustavo Petro en Colombia y recientemente por Manuel Lopez Obrador, en México.
¿En qué consiste esa maldita teoría?: Hay que mantener a los pobres en esa situación, porque son los que votan por nosotros. (Los vídeos están en Google). Lo practica el kirchnerismo argentino manteniendo a millones de personas viviendo de planes sociales. Son las decenas de miles de piqueteros, militantes de La Cámpora.
Pero a lo que hoy quiero referirme es la la política de la corrupción que favorecen los castrochavistas entre los militares. Saben muy bien que ellos son los que tienen el poder real por el uso de las armas y lo primero que hacen es controlarlos por las ambiciones y el estómago.
En Cuba, el castrismo no solo inventó grupos paramilitares dotándoles de armas, sino que entregó a los altos jefes militares el manejo de las más destacadas instituciones de la economía nacional. Incluyendo el tráfico de drogas.
Multiplicado por 10, lo mismo hizo Chávez en Venezuela con todas las grandes empresas como la petrolera, la del hierro y el aluminio, la electricidad, etc. etc. Todas ellas eran prósperas hasta el 2009 y hoy todas están en quiebra casi total.
Lo mismo está ocurriendo en México. López Obrador entrega el manejo de empresas estatales a los militares, algo que les estaba vetado anteriormente. Su lema de gobierno, para rodearse de incondicionales es: “prefiero la lealtad a la capacidad”.
En Bolivia, siguiendo el ejemplo de Venezuela, Evo Morales el primer día de su gobierno descabezó a las dos primeras promociones del alto mando militar. Desde entonces, se asciende ya no por méritos de estudios, sino por su obsecuencia al régimen.
Siguiendo el modelo castrochavista, el cacique aceptó un obsequio de 5 millones de dólares de Chávez para “la refacción de cuarteles e instalaciones militares”, lo que originó una corrupción que llegó (sin resultados) hasta los tribunales de justicia.
Otra manera de mantener calladitos y sumisos a los militares fue que como culminación de sus carreras y en premio a su lealtad perruna, al retiro a los altos jefes les esperaba algún nombramiento diplomático. Igualito que en Venezuela, Nicaragua y Ecuador.
Peor todavía el cacique cocalero aprobó una jubilación de los militares con el 100x100 de su sueldo, un beneficio que no tiene ningún otro sector de la sociedad boliviana. En Venezuela los militares son los que tienen mejores sueldos. Y hay generales para 200 soldados…
Un despropósito monumental.
Esta la razón, desde mi punto de vista, para que, en Bolivia, la institución “tutelar de la patria”, se haya comido vergonzosamente el que el cocalero y sus apandillados nos hubieran llevado a la derrota en la Corte de La Haya, porque el fallo de la absurda demanda contra Chile, en la práctica significa que fue enterrada nuestra aspiración marítima.
Por el bozal de chuño ya anteriormente habían aceptado gritar en los cuarteles el lema castrochavista: “Patria o muerte”, reemplazando al histórico “Subordinación y constancia”
Hay mucho más, pero por hoy “estito” nomás.
Continuará.
Agosto 2023