Bolivia: Evo lanza su candidatura 2024
Publicado: Vie Jul 29, 2022 10:31 am
Evo lanza su candidatura 2024
Por Hernán Maldonado
El eterno presidente de los cocaleros del Chapare, organizó un torneo internacional de fútbol (deporte al que le ha dedicado el 80% de su vida) enmascarando el lanzamiento formal de su candidatura para su eventual vuelta a la presidencia de Bolivia el 2024.
El certamen se disputará en canchas de la región productora de coca, emporio de la ilegal industria de la cocaína que diariamente se exporta vía Paraguay, Brasil, Argentina y Chile a los principales mercados de Estados Unidos, Europa y Africa.
No hay día en que Bolivia no amanezca con el descubrimiento de laboratorios de cocaína en el Chapare, donde ha establecido su cuartel general Evo Morales. Esta semana nomás, las autoridades argentinas capturaron en la frontera un embarque de bananas del Chapare que disimulaban la exportación de más de 100 kilos del estupefaciente.
Morales, un astuto dirigente cocalero, fue catapultado a la arena política por el castrochavismo desde los años 90 cuando hizo causa común con zurditos bolivianos, fervorosos simpatizantes de la Revolución Cubana y del militarote venezolano Hugo Chávez Frías.
Cuasi iletrado, pero fiel a su “abuelo sabio” Fidel y su “hermano” Hugo, fue el monigote de ambos para erigirse como el paladín de los pobres, de los indígenas, de los desposeídos y una buena parte de los bolivianos le compró su discurso sin saber que el ígnaro destruiría Bolivia, como lo han hecho con los suyos sus ídolos.
Nunca fue el presidente real, porque la mayor parte de sus 14 años en el cargo se las pasó viajando o jugando al fútbol. No se perdió ninguna Copa Mundial. En las reuniones internacionales que iba, no discutía asuntos de agenda, sino que invitaba a sus anfitriones a jugar fútbol. Muchos lo complacieron, como Mauricio Macri, Daniel Scioli, Sebastián Piñera, etc.
En las redes sociales quedó registrada su participación en una cumbre en el Mercosur en la que cuando le tocó hablar, invitó al presidente de Brasil a jugar un partido. “Siempre que no sea en la altura” de La Paz, le respondió Jair Bolsonaro, entre risas burlonas generalizadas.
Pero más que por todas estas estupideces, el cocalero fue conocido en el mundo (la única vez en que fue noticia mundial gracias a redes como FOX y ESPN), por aplicarle un rodillazo aleve en la ingle a un jugador adversario en un partido en la cancha Zapata. ¡Presidente de Bolivia!
Ahora, angurriento de poder, lanza su candidatura para los aún lejanos comicios del 2024. La Copa Evo 2022 tiene el propósito de reverdecer su figura en la palestra pública, porque recientes encuestas señalan que su rechazo se acerca al 70%.
El torneo es para muchachos de 17 años y recibe cierto centimetraje en la prensa nacional. Tiene, obviamente, sus detractores y simpatizantes (mayormente estos en el Chapare, porque los lugareños quieren que se conozca la región como promotora del deporte y no como emporio de la coca-cocaina).
El admirado colega Sandro Velarde, saliéndose de su rutina, entrevistó la semana pasada a un periodista deportivo quien dijo que el torneo era un aliciente para los jóvenes que se inician en el fútbol, entre otras razones que dejaron en claro su posición.
El deporte es una cosa y la política otra, aunque en los tiempos que vivimos todo ya es tan confuso. Ayer nomás un equipo turco perdió en su cancha ante el Dynamo de Kiev y miles coreaban el nombre de Vladimir Putin, invasor de Ucrania ¡Vergüenza!
Morales ha construido 1.200 canchas en Bolivia y algunos estadios, como el de Chimoré, con 25.000 asientos en un pueblo que no tiene más de 12.500 pobladores. En sus 14 años de gobierno, jamás equipo alguno de Bolivia ha llegado ni siquiera a una semifinal de un torneo internacional de importancia ni se ha clasificado a una Copa Mundial.
Y es que el problema no es cuestión solo de infraestructura, sino de vigencia de clubs organizados, de divisiones inferiores, de directores técnicos capaces, preparadores físicos solventes, médicos especialistas y de dirigentes honestos, responsables, etc. etc.
Si uno invita a su casa a otra familia a pasar unos días, el costo es importante. Imaginen lo que cuesta a los cocaleros traer equipos del exterior, darles alojamiento, viáticos, alimentos por 10 días. Afirman que facilitaran los costos con un abono de 50.000 dólares… ¿Lloramos o nos reímos?
(Foto: Como apenas sabe leer, quizás no supo lo que estaba escrito, aunque ladinamente, en la camiseta que sostiene.)
Por Hernán Maldonado
El eterno presidente de los cocaleros del Chapare, organizó un torneo internacional de fútbol (deporte al que le ha dedicado el 80% de su vida) enmascarando el lanzamiento formal de su candidatura para su eventual vuelta a la presidencia de Bolivia el 2024.
El certamen se disputará en canchas de la región productora de coca, emporio de la ilegal industria de la cocaína que diariamente se exporta vía Paraguay, Brasil, Argentina y Chile a los principales mercados de Estados Unidos, Europa y Africa.
No hay día en que Bolivia no amanezca con el descubrimiento de laboratorios de cocaína en el Chapare, donde ha establecido su cuartel general Evo Morales. Esta semana nomás, las autoridades argentinas capturaron en la frontera un embarque de bananas del Chapare que disimulaban la exportación de más de 100 kilos del estupefaciente.
Morales, un astuto dirigente cocalero, fue catapultado a la arena política por el castrochavismo desde los años 90 cuando hizo causa común con zurditos bolivianos, fervorosos simpatizantes de la Revolución Cubana y del militarote venezolano Hugo Chávez Frías.
Cuasi iletrado, pero fiel a su “abuelo sabio” Fidel y su “hermano” Hugo, fue el monigote de ambos para erigirse como el paladín de los pobres, de los indígenas, de los desposeídos y una buena parte de los bolivianos le compró su discurso sin saber que el ígnaro destruiría Bolivia, como lo han hecho con los suyos sus ídolos.
Nunca fue el presidente real, porque la mayor parte de sus 14 años en el cargo se las pasó viajando o jugando al fútbol. No se perdió ninguna Copa Mundial. En las reuniones internacionales que iba, no discutía asuntos de agenda, sino que invitaba a sus anfitriones a jugar fútbol. Muchos lo complacieron, como Mauricio Macri, Daniel Scioli, Sebastián Piñera, etc.
En las redes sociales quedó registrada su participación en una cumbre en el Mercosur en la que cuando le tocó hablar, invitó al presidente de Brasil a jugar un partido. “Siempre que no sea en la altura” de La Paz, le respondió Jair Bolsonaro, entre risas burlonas generalizadas.
Pero más que por todas estas estupideces, el cocalero fue conocido en el mundo (la única vez en que fue noticia mundial gracias a redes como FOX y ESPN), por aplicarle un rodillazo aleve en la ingle a un jugador adversario en un partido en la cancha Zapata. ¡Presidente de Bolivia!
Ahora, angurriento de poder, lanza su candidatura para los aún lejanos comicios del 2024. La Copa Evo 2022 tiene el propósito de reverdecer su figura en la palestra pública, porque recientes encuestas señalan que su rechazo se acerca al 70%.
El torneo es para muchachos de 17 años y recibe cierto centimetraje en la prensa nacional. Tiene, obviamente, sus detractores y simpatizantes (mayormente estos en el Chapare, porque los lugareños quieren que se conozca la región como promotora del deporte y no como emporio de la coca-cocaina).
El admirado colega Sandro Velarde, saliéndose de su rutina, entrevistó la semana pasada a un periodista deportivo quien dijo que el torneo era un aliciente para los jóvenes que se inician en el fútbol, entre otras razones que dejaron en claro su posición.
El deporte es una cosa y la política otra, aunque en los tiempos que vivimos todo ya es tan confuso. Ayer nomás un equipo turco perdió en su cancha ante el Dynamo de Kiev y miles coreaban el nombre de Vladimir Putin, invasor de Ucrania ¡Vergüenza!
Morales ha construido 1.200 canchas en Bolivia y algunos estadios, como el de Chimoré, con 25.000 asientos en un pueblo que no tiene más de 12.500 pobladores. En sus 14 años de gobierno, jamás equipo alguno de Bolivia ha llegado ni siquiera a una semifinal de un torneo internacional de importancia ni se ha clasificado a una Copa Mundial.
Y es que el problema no es cuestión solo de infraestructura, sino de vigencia de clubs organizados, de divisiones inferiores, de directores técnicos capaces, preparadores físicos solventes, médicos especialistas y de dirigentes honestos, responsables, etc. etc.
Si uno invita a su casa a otra familia a pasar unos días, el costo es importante. Imaginen lo que cuesta a los cocaleros traer equipos del exterior, darles alojamiento, viáticos, alimentos por 10 días. Afirman que facilitaran los costos con un abono de 50.000 dólares… ¿Lloramos o nos reímos?
(Foto: Como apenas sabe leer, quizás no supo lo que estaba escrito, aunque ladinamente, en la camiseta que sostiene.)