Bolivia, víctima de la trifulca entre el dictador en jefe y el dictador en ejercicio

bomaher
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Bolivia, víctima de la trifulca entre el dictador en jefe y el dictador en ejercicio

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Bolivia, víctima de la trifulca entre el dictador en jefe y el dictador en ejercicio

Por Carlos Sánchez Berzaín (*)

El reciente episodio de desorden y camorra promovidos por Evo Morales y Luis Arce paraliza Bolivia con bloqueos desde hace más de 20 días, con muertos y heridos, pérdidas y daños que superan los 2.000 millones de dólares (más del 5% del PIB), y con gravísimos efectos para el pueblo. Es la trifulca entre Evo Morales, el dictador en jefe, y Luis Arce, el dictador en ejercicio, cogestores de 19 años de control del poder y del establecimiento de una de las dictaduras del socialismo del siglo 21 que ha llevado a Bolivia al narcoestado, a la crisis y que ahora la conduce a la ruina y la miseria en la agenda de Cuba y Venezuela.

Hoy en Bolivia hay perseguidos políticos, más de 300 presos políticos y cerca de 12.000 exiliados; hay impunidad para los miembros del régimen empezando por Evo Morales y Luis Arce y represión judicializada, tortura y cárcel para quienes se oponen de verdad; hay terrorismo de Estado con intervención castrochavista; las federaciones de productores de coca/cocaína lideradas por Morales han convertido su actividad criminal en partido político, el Movimiento al Socialismo (MAS), cuya sigla adquirieron a un partido tradicional de derecha (por eso es azul y no rojo); han hiper endeudado al país, liquidado la riqueza del gas, no hay dólares ni reservas y están malversando los fondos de jubilación…Son parte de los logros de Morales-Arce.

Los bolivianos viven en situación de indefensión, como en Cuba, Venezuela y Nicaragua porque el sistema y los operadores son los mismos, los cubanos que cubren la seguridad de Arce y los venezolanos la de Morales. Han entregado la seguridad interna, la inteligencia, la identificación personal, la educación, la salud, la política exterior y más a la dictadura de Cuba directa y bajo cobertura venezolana. Han entregado los recursos estratégicos de litio, uranio y otros a Rusia y China, y convertido Bolivia en base militar de Irán y del terrorismo, por instrucción cubana. Son Evo y Lucho, como se hacían llamar en pareja.

Cuando Evo Morales fue atrapado infraganti cometiendo fraude electoral y otros crímenes el 2019 y renunció, se estableció un gobierno que debió ser de transición al mando de la senadora Jeanine Añez, pero que mantuvo la falsificada constitución del estado plurinacional porque le permitía ser candidata siendo presidenta. Su obligación era someterse a la Constitución de la República de Bolivia, pero con ésta no podía candidatear, y optó por el error de mantener el sistema de la dictadura con sus jueces y tribunales que la reconocieron cuando era presidenta para luego desconocerla, procesarla y encarcelarla. La presidenta interina no fue de transición porque “cayó el dictador pero no la dictadura”, porque mantuvo el sistema dictatorial y porque dio impunidad a Morales que incluyó a Luis Arce.

Para las elecciones del 18 de octubre de 2020 la oposición funcional tuvo el cuidado de dividir en 9 candidaturas la opción de repudio popular a la dictadura que superaba el 70% y Evo Morales desde la Argentina de Fernández/Kirchner señaló como su candidato a Luis Arce con su partido el MAS. Días antes de la elección varios candidatos funcionales se retiraron y pese a eso las encuestas solo daban a Arce una preferencia de voto cercana al 30%, pero apareció ganando con el 55,11% en primera vuelta, con los pequeños detalles de que la oposición NO hizo control electoral, mantuvieron el mismo padrón y autoridades electorales del régimen, y antes de que se llegue a la tercera parte del conteo oficial de votos los opositores y la presidenta reconocieron ganador al candidato de Evo Morales.

Luis Arce fue posesionado como jefe del estado plurinacional de Bolivia el 8 de noviembre de 2020 tapando todas las denuncias de fraude, y al día siguiente Evo Morales regresó apoteósicamente al país y fue recibido por el que fuera su ex ministro de economía por más de 12 años y al que había puesto como presidente. De inmediato el régimen tuvo en eficiencia su sistema y los procesos contra Evo Morales fueron anulados, revocados y consagrada su impunidad, incluyendo acusaciones de corrupción, crímenes por masacres sangrientas, narcotráfico, abuso de menores, pedofilia, estupro y más. Evo quedó como dictador en jefe y Arce como dictador en ejercicio bajo mando de “el jefazo”.

La confrontación entre Morales y Arce se produce por el control del aparato del Estado que manipulan como el mayor empleador del país, de las aduanas como fuente de corrupción y soporte del narcotráfico, por la importación de gasolina y diésel imprescindibles para la producción de cocaína y fuente de corruptela, de los jueces y tribunales de su justicia... La cuestión debe definirse cuando se acercan las elecciones en dictadura de 2025 y ambos quieren ser candidatos, para lo que Arce empieza a utilizar el aparato del Estado y sus jueces contra Morales y éste moviliza el aparato cocalero y paramilitar contra Arce que se sostiene con el aparato institucional del estado plurinacional que incluye militares y policías.

La situación de Bolivia es una trifulca entre el jefe Evo Morales y su asignado Luis Arce que se quiere quedar, camorra entre cómplices que se disputan el mando de una organización delictiva que presentan como política. Están en el empate catastrófico y si alguno gana seguirá la dictadura, el narcoestado y la crisis.

(*) Carlos Sánchez Berzaín es abogado constitucionalista y politólogo. Actual Director del Interamerican Institute for Democracy.

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