Domingo 17 de septiembre del 2006
LAS VIÑAS DE LA IRA
Por
Hernán Maldonado
Lejos de mi intención está reseñar esa extraordinaria novela socio-política de John Steinbeck. Sólo me presto el título para llamar la atención sobre lo que está ocurriendo actualmente en Bolivia donde unos políticos chapuceros están sembrando vientos para cosechar tempestades.
Tengo la impresión de que en Bolivia no nos hemos detenido a observar la trágica realidad venezolana donde el hermano ha sido puesto contra el hermano so pretexto de una revolución asistencialista que ha convertido a los clasemedieros en pobres y a los pobres en mendigos.
Los actuales gobernantes tienen por meta la construcción de un Estado quechua-aimarista, como si Bolivia no fuera en un 70 por ciento un país mestizo. En ese afán atizan la pugna entre t'haras y k'haras, entre oriente y occidente, abren frentes contra la Iglesia, los prefectos y los comités cívicos.
En el despropósito hasta se busca suplantar la tricolor por la whipala, como si este símbolo - que por lo demás no tiene nada de "originario" - significara lo mismo en las tierras altas que en la inmensa llanura nacional.
Bolivia se dio el pasado diciembre un gobierno de los "postergados durante 500 años", empeñado ahora en cobrarse una revancha fuera de lugar y de tiempo porque en el siglo XXI los países no se mueven dentro de conceptos políticos, menos racistas, sino al empuje de la economía.
Para desgracia del país, esto no lo entiende el actual régimen de Evo Morales y de ahí el increible manejo chapucero de la nacionalización de los hidrocarburos que, por presiones de Brasil, ya le ha costado el puesto a su máximo pontífice, Andrés Soliz Rada.
Morales culpa de la situación al imperialismo y sus lacayos internos. Los insultos que a sus opositores prodiga con fruición Hugo Chávez, los repite el caudillo de Orinoca sin ninguna originalidad. Inclusive usa los mismos términos. Ahora se considera víctima de la "conspiración mediática" y el diario La Razón está sintiendo el acoso.
Eso mismo ocurre en Venezuela. Allí se persigue o exilia a periodistas, se cierran medios acusándolos de incumplir obligaciones tributarias y la Ley Mordaza ha sentado sus reales. Chávez es el precursor de los "medios comunitarios", algunos de los cuales han comenzado también a operar en Bolivia.
Morales se convirtió en el artífice de los bloqueos y esa mentalidad lo persigue al punto que ahora mismo, escudándose en los "movimientos sociales" busca imponer sus puntos de vista con cercos a la Asamblea Constituyente y a ciudades del oriente del país.
En la otra orilla hay grupos de desadaptados, como en la Unión Juvenil Cruceñista, que podrían ser aplastados con la simple aplicación de la ley, pero si es el gobierno el que da luz verde para que aparezcan "talibanes" como los de El Alto, entonces lo que se está sembrando son vientos.
Es más, el régimen se está poniendo al margen de la legalidad. Y no sólo de hecho, sino también de derecho, como cuando trata de violar la legislación vigente respecto a la Constitución Política del Estado y la ley de convocatoria a la Asamblea Constituyente.
El grave roce con Brasil, con un Lula que promete ser más "duro" con Bolivia, y la respuesta del vicepresidente Alvaro García Linera de que seremos más duros aún, es una bravata innecesaria e inoportuna. Con Brasil necesitamos negociar, no chocar.
Lo mismo vale para oficialistas y opositores porque el futuro próximo es difícil. Es necesario sentarse a dialogar, buscar salidas a la crisis política, tender puentes, sembrar horizontes, dejar de ideologizar los temas económicos. Ya lo decía Carlos Marx: "No es la manera de pensar la que determina la manera de vivir, sino la manera de vivir es la que determina la manera de pensar".
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