El menosprecio a la inteligencia cubana




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Jueves 7 de febrero 2013


EL MENOSPRECIO A LA INTELIGENCIA CUBANA

Por Hernán Maldonado

Es posible que la oposición venezolana esté empezando a pagar su menosprecio a la inteligencia cubana, como amargamente lo ha pagado la oposición anticastrista afincada mayoritariamente en Estados Unidos desde hace más de medio siglo.

Brian Latell, analista de asuntos cubanos para la Agencia de Inteligencia de Estados Unidos, escribió el libro "Los Secretos de Castro" en abril de 2012. Lo subtituló: "La CIA y la máquina de la inteligencia cubana". Revela los entretelones de los servicios de espionaje y contraespionaje de la isla.

En base a testimonios de notables desertores de la inteligencia cubana, Latell, revela cómo Fidel Castro -- con una meticulosidad de orfebre - construyó a lo largo de décadas lo que para varios agentes de la CIA es una certidumbre: "Los cubanos tienen la mejor agencia de inteligencia del mundo".

Latell basa su libro en el testimonio de Florentino Aspillaga, uno de los más altos funcionarios de inteligencia y contrainteligencia cubanos formado desde su adolescencia en el servicio y uno de los más brillantes discípulos de Castro, al punto que se reportaba directamente a él, pasando por encima del ministro del Interior, Ramiro Valdez.

Aspillaga desertó en 1987 en Brastislava, vía Austria, y hace 5 años se animó a contar su historia a Latell, cuando ya la CIA desbarató la red de espías que Castro tenía en Estados Unidos, incluyendo a Ana Belén Montes, quien se infiltró en altos rangos del Pentágono. El fondo del libro es mostrar cómo el castrismo logró construir una red para captar simpatizantes de la Revolución Cubana en todas partes del mundo y descarrilar cualquier intento que amenazara su poder.

Nunca prosperaron conspiraciones contra los Castro porque de antemano éste sabía que se proponían sus enemigos y dónde. Agentes infiltrados causaban divisiones en sus filas y desmoralizaciones. Por eso nunca prosperó ninguna conspiración anticastrista desde Miami, emporio del exilio.

Con lujo de detalles revela cómo el castrismo reclutaba adherentes. Respecto a Hugo Chávez, Latell recuerda que viajó varias veces a Cuba tras ser liberado de prisión por el golpe de Estado del 4 de febrero de 1992 y que fue alojado en una lujosa casa de huéspedes.

"Es poco conocido cómo Chávez, un oficial venezolano de carrera, pasó a ser el discípulo adorado de Castro. Sin embargo hay la posibilidad de que él y su hermano Adán hayan sido reclutados muchos años antes de que tomaran el poder", afirma.

Mucho de lo que está ocurriendo últimamente en Venezuela tiene que ver con la habilidad de la inteligencia cubana para manipular a la opinión pública, en el manejo de la propaganda política y en la táctica y estrategia de los dirigentes chavistas.

Como Chávez se encuentra desde el 9 de diciembre en Cuba tratándose de un cáncer terminal, sin que se le haya visto u oído desde entonces, sus adláteres manejan el país siguiendo lineamientos muy del estilo castrista que Aspillaga desnuda a través de Latell en el libro.

Chávez, dice Latell, "proporciona a La Habana petróleo e inversiones por valor entre $3.000 y $5.000 millones anuales. Ese apoyo es comparable a los subsidios que le proporcionó la Unión Soviética por tres décadas".

Los opositores venezolanos no parecen darse cuenta que no luchan simplemente con los aspirantes a herederos de Chávez, sino contra el poderoso servicio de inteligencia y contrainteligencia castrista interesado en no perder la "vaca" petrolera.