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Jueves 4 de abril del 2013
EN RIESGO LA ESTABILIDAD POLITICA
Por
Hernán Maldonado
Venezuela elegirá el 14 de abril al presidente de la era post Chávez en medio de negras nubes que amenazan tormenta, sea elegido el oficialista Nicolás Maduro o el opositor Henrique Capriles Radonsky, lo que afectará la estabilidad política latinoamericana.
Los ánimos están caldeados y no hay asomo en ninguno de los candidatos de bajar el tono a sus encendidos discursos. Eso es un riesgo para varios países donde aún tiene vigencia el chavismo.
Capriles perdió ante Hugo Chávez en las elecciones del 7 de octubre. Chávez no tomó juramento el 10 de enero para el periodo 2013-2019 por encontrarse en Cuba operado de un cáncer terminal. Murió el 5 de marzo.
Antes de su último viaje a Cuba, Chávez nombró su heredero político a Maduro pidiendo votar por él, si acaso sucumbía al cáncer. Constitucionalmente debía asumir el cargo el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, y convocar a elecciones.
El Tribunal Supremo de Justicia, dominado por el oficialismo, maniobró para que el gobierno anterior siguiera en funciones y luego, también ilegalmente, habilitó a Maduro para que sea “presidente-encargado” y candidato.
Maduro fue canciller de Chávez por más de 6 años y su ejecutor en la expansión del “Socialismo del siglo XXI”. Compró lealtades internacionales entregando dinero a raudales a varios países. Julio Borges, líder del partido opositor Primero Justicia, afirma que el gobierno chavista “regaló” $80.000 millones en 14 años.
Cuando Argentina se encontraba con la soga al cuello, Chávez le compró a los Kirchners bonos por $10.000 millones. Firmó incontables programas de ayuda petrolera con países del Caribe. El más beneficiado fue Cuba, país que hasta ahora recibe 100.000 barriles diarios de petróleo (que revende a precios del mercado internacional) en pago por los 60.000 cubanos que viven en Venezuela como asesores en inteligencia, servicios médicos, maestros y entrenadores deportivos.
Nicaragua, Ecuador, Bolivia, son otros de los países que recibían o reciben fuerte ayuda financiera y en petróleo. Brasil, Argentina y Uruguay son exportadores de carne, leche que otrora producía el país. El ex presidente Lula acaba de afirmar que los venezolanos “deben” obedecer a Chávez y votar por Maduro.
Capriles promete que todo esto se acabará en su gobierno. “El que quiere nuestro petróleo lo va a tener que pagar peso sobre peso”, dijo. Esto es grave para economías como la boliviana que hasta ahora recibe diesel y tiene una pesada deuda con Caracas.
En muchos países latinoamericanos, activistas venezolanos fomentan a grupos de izquierda. El gran respaldo de las Madres de la Plaza de Mayo a Chávez, según se descubrió, se originaba en un generoso financiamiento. Esos mismos grupos eran los encargados de organizar manifestaciones de apoyo a Chávez en los países que visitaba.
La revolución chavista ¿hubiera tenido ese gran respaldo internacional sin el chorro de petrodólares? La respuesta es negativa. Desde que se enfermó Chávez el activismo político ha mermado ostensiblemente. Lo prueba el raquítico congreso que el Foro de Sao Paulo acaba de celebrar en Caracas.
Maduro no podrá seguir los pasos de Chávez, porque simplemente no es Chávez. Peor todavía. Los precios del petróleo a más de $100 el barril no alcanzan para seguir exportando la revolución, porque ni siquiera hay para paliar el gran desabastecimiento actual de artículos de primera necesidad.
Se acabó la época de las vacas gordas. Esto lo van a sentir los tarifados de la revolución bolivariana. Va a tener repercusiones en Latinoamérica donde ya se está viendo que hasta en la ALBA, la hija predilecta de Chávez, se asoma el ocaso. Amanecerá y veremos.
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