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Domingo 2 de diciembre del 2012
DIAS DE INCERTIDUMBRE EN VENEZUELA
Por
Hernán Maldonado
El 8 de diciembre agonizaba y muchos periódicos habían cerrado sus ediciones, cuando apareció en cadena nacional, transmitida inclusive en Cuba, el presidente Hugo Chávez para informarle a su país de un recurrencia en el cáncer que padece desde junio del 2011.
Anunció que viajaría de urgencia a Cuba para una “nueva operación” y con cierto dramatismo, muy propio en él, pidió a los venezolanos que votaran por Nicolás Maduro en las venideras elecciones, si las cosas no salen como espera.
Chávez, reelecto por tercera vez el 7 de octubre, debe tomar posesión el 10 de enero para el periodo 2013-2019. Si no puede hacerlo, la Constitución establece que la presidencia quedará en manos del líder de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.
Es decir que cesará ese día en sus funciones el actual presidente encargado, Maduro, que era canciller de Chávez y que recientemente fue ratificado en el cargo y nombrado, además, vicepresidente.
Este 16 de diciembre se realizarán las elecciones para elegir a los 23 gobernadores del país en una porfía que ha vuelto a enfrentar a opositores y oficialistas, cada cual con la mitad del electorado en sus manos.
Chávez ha mentido tanto, que ahora mismo hay quienes creen que encabeza una patraña sentimentalista para favorecer a los candidatos de su partido para los comicios del domingo. Están completamente equivocados.
Cada vez se hacen más evidentes los pronósticos de Salvador Navarrete, quien fuera su médico personal, que reveló que el cáncer que padece Chávez es irreversible. Le calculó máximo dos años de vida, en junio del 2011.
Navarrete debió autoexiliarse tras recibir graves amenazas. Su colega José Rafael Marquina, residente en Estados Unidos, sostuvo que en diciembre se empezarían a ver las peores consecuencias del mal.
Quizás por eso es que el gobierno adelantó a octubre los comicios presidenciales que tradicionalmente se han realizado en diciembre. La intención aparentemente era dar a Chávez un margen de uno 6 meses para dejar “bien atada” su sucesión y el destino de su revolución bolivariana.
Tras ser reelecto en octubre, Chávez empezó a apresurar su proyecto de instaurar en Venezuela las comunas, como en la extinta URSS. La enfermedad, en medio de un sinfín de rumores, lo desapareció. Según ahora confirmó, hubo días en que secretamente fue a Cuba.
A fines de noviembre fue trasladado de urgencia a La Habana por una descompensación grave atribuida por Marquina al abuso de calmantes. No hubo testimonio de su salida ni de su llegada.
Por 5 años luchó denodadamente para incorporar a Venezuela al MERCOSUR, pero el 7 de diciembre se abstuvo de ir a Brasil a la ceremonia en que oficialmente su país sería admitido. Se soltaron las alarmas.
Al amanecer de ese día regresó a Caracas. Su semblante denotaba sufrimiento y por más que se esforzó, lució incoherente. Menos de 24 horas después reapareció en cadena nacional para dictar virtualmente un testamento oral.
Venezuela se paralogizó. Tan incisiva ha sido la impronta de Chávez en estos 14 años que pareciera que todos quedan como viudos sin saber a qué atenerse.
Solo muy pocos voces convocan a la serenidad, a la unidad, la reconciliación. Pero muy poco de esto se vio el domingo en la Asamblea Nacional. En la sesión para aprobar el permiso de ausencia temporal de Chávez, los diputados oficialistas destilaron odio puro.
Cabello advirtió a los opositores que “no se equivoquen” porque Chávez “va a volver sano para seguir gobernando”. Ojalá fuera sincero porque para nadie es un secreto su aspiración de heredar a Chávez, tan fuerte como la de Maduro, quien cuenta con el apoyo de los hermanos Castro. Amanecerá y veremos.
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